De izq. a der., Bill Zuercher (GSK), Brito Cruz (FAPESP) y Aled Edwards (SGC) durante la presentación del Centro de Biología Química de Proteínas Cinasas de la Unicamp (foto: Leandro Negro)

Presentan el primer centro de investigación con el modelo "open science" en Brasil
26-03-2015

Con el apoyo de la FAPESP y del Structural Genomics Consortium, realizarán allí estudios de proteínas blancos para el desarrollo de medicamentos

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Con el apoyo de la FAPESP y del Structural Genomics Consortium, realizarán allí estudios de proteínas blancos para el desarrollo de medicamentos

26-03-2015

De izq. a der., Bill Zuercher (GSK), Brito Cruz (FAPESP) y Aled Edwards (SGC) durante la presentación del Centro de Biología Química de Proteínas Cinasas de la Unicamp (foto: Leandro Negro)

 

Por Karina Toledo

Agência FAPESP – Los objetivos del recientemente creado Centro de Biología Química de Proteínas Cinasas de la Universidad de Campinas (Unicamp), en São Paulo, Brasil, cuya presentación oficial se concretó el pasado 10 de marzo, son la detección de proteínas claves para el desarrollo de nuevos medicamentos en el genoma humano y el desarrollo del conocimiento necesario para dotar a plantas importantes para la agricultura de una mayor resistencia a la sequía.

Dicho centro, que cuenta con el apoyo de la FAPESP a través del Programa de Asociación para la Innovación Tecnológica (PITE, siglas en portugués), funcionará en un modelo de open science (acceso abierto al conocimiento), integrando la red del Structural Genomics Consortium (SGC), una colaboración público-privada que reúne a científicos, industrias farmacéuticas y entidades sin fines lucro de apoyo a la investigación científica.

“El SGC mantiene otros dos centros cuyas sedes se encuentran en la Universidad de Oxford (Inglaterra) y en la Universidad de Toronto (Canadá), ambos dedicados a estudiar proteínas de importancia biomédica. Aquí en la Unicamp, aparte de avanzar en el área, pretendemos aprovechar el conocimiento y la tecnología desarrollada en colaboración con la industria farmacéutica para aprender también sobre biología de plantas”, dijo Paulo Arruda, docente de genética del Instituto de Biología de la Unicamp y coordinador de la nueva unidad brasileña.

Ante el panorama de cambios climáticos que se avecina, con eventos extremos más frecuentes, la meta del centro consiste en descubrir la manera de incrementar la producción agrícola y, al mismo tiempo, disminuir el consumo de agua.

A tal fin, las científicos tendrán como blanco un grupo de enzimas conocidas como cinasas, que, por ser responsables de la regulación de importantes procesos, tanto en el organismo humano como en las plantas –entre éstos la división, la proliferación y la diferenciación celular–, se las considera como potenciales objetivos para el desarrollo de drogas.

El acuerdo suscrito el martes 10 en São Paulo prevé un aporte de 4.300.000 dólares de la FAPESP, sumados a 1.900.000 dólares de la Unicamp y 1.300.000 dólares del SGC. Los resultados de las investigaciones estarán disponibles para la comunidad científica mundial, sin el obstáculo impuesto por patentes o cualquier otro acuerdo de propiedad intelectual, tal como ya ocurre en los otros dos centros de investigación del SGC.

De acuerdo con Arruda, las actividades del nuevo centro se iniciarán en julio. La estructura prevista para los primeros cinco años comprendería la labor de unos 25 o 30 científicos. “Pero sabemos que iniciativas como ésta atraen a buenos estudiantes y posdoctorandos, entonces puede ser que el contingente aumente. Cualquier interesado en estudiar el tema, de cualquier institución, podrá sumarse al grupo”, dijo.

Al abrir la ceremonia de suscripción del acuerdo, el presidente de la FAPESP, Celso Lafer, calificó a la iniciativa como un “gran esfuerzo colectivo en pro del avance del conocimiento” y destacó que la misma podrá ayudar a encontrar nuevos fármacos para combatir enfermedades tales como el cáncer y el Alzheimer.

El director científico de la FAPESP, Carlos Henrique de Brito Cruz, sostuvo que, desde el comienzo de los debates que apuntaban hacia la creación del centro, la Fundación evaluó que la propuesta era “sumamente interesante”, pues comprende actividades consideradas especialmente importantes para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el estado de São Paulo.

“Ofrece la oportunidad de fomentar investigaciones que derivarán en resultados de alto impacto intelectual, social y económico. Asimismo, crea oportunidades de colaboración internacional para científicos de São Paulo. Por último, genera también oportunidades para que los investigadores paulistas trabajen en colaboración con empresas”, afirmó Brito Cruz.

Una red mundial

El SGC mantiene actualmente colaboraciones con más de 300 grupos de investigación de 40 países. También cuenta con la colaboración de diez de los mayores laboratorios farmacéuticos del mundo, entre ellos GlaxoSmithKline (GSK), Novartis, Pfizer y Bayer, que contribuyen no solamente con financiación, sino también con expertise en el desarrollo de herramientas esenciales para entender el funcionamiento de las cinasas, dijo Aled Edwards, fundador y presidente del consorcio.

“La mejor forma de descubrir cómo funciona una cinasa consiste en inventar una pequeña molécula, una sonda química, capaz de unirse específicamente a la enzima blanco e inhibir su funcionamiento. Luego se la inyecta en un animal y se ve qué ocurre. Pero el desarrollo de cada una de esas sondas químicas tarda entre 18 meses y 2 años, y su costo es muy alto”, dijo Edwards.

Aparte de poner a disposición algunas sondas químicas ya existentes en su biblioteca de compuestos, las compañías farmacéuticas asociadas en la iniciativa, como GSK, ayudarán a desarrollar en el centro de la Unicamp durante los próximos años al menos 15 nuevas moléculas orientadas a la investigación del funcionamiento de cinasas aún poco conocidas en el campo de la ciencia.

Según Edwards, el proyecto genoma humano reveló la existencia de más de 500 tipos de cinasas, pero hasta ahora tan sólo unas 40 han sido estudiadas detalladamente.

“El modelo de financiamiento de la investigación científica en todo el mundo lleva a que científicos de todos lados trabajen en los mismos proyectos. Nuestra propuesta consiste en trabajar con cinasas con las cuales nadie está trabajando, pues creemos que en ellas encontraremos novedades de gran impacto para el desarrollo de nuevas drogas. Y felicitamos a la FAPESP y a la Unicamp por dividir con nosotros el riesgo de trabajar con lo desconocido”, destacó.

El representante de la GSK, Bill Zuercher, presente a la ceremonia de firma del acuerdo, explicó que la colaboración con el SGC y el modelo de innovación abierta representan para las empresas farmacéuticas una esperanza de disminución del alto índice de fracasos en el proceso de desarrollo de nuevas drogas. Actualmente, alrededor del 96% de los posibles futuros medicamentos no tiene éxito en la etapa de ensayos clínicos y no sale al mercado.

“Una de las causas de este alto índice de fracasos es la elección inapropiada del blanco inicial de la droga. Y éste no es un problema fácil de solucionarse. Debemos expandir el conocimiento sobre la biología fundamental, y éste es el tipo de investigación que incluso una empresa grande como GSK no es capaz de hacer sola. Tardaría siglos para entender el funcionamiento de todas las cinasas”, dijo Zuercher, encargado de estructurar la parte de química medicinal en el nuevo centro de la Unicamp.

El vicerrector de la Universidad de Campinas, Alvaro Crósta, destacó que el SGC-Unicamp será el primer polo de investigación brasileño creado en el marco del paradigma de la innovación abierta.

“Este modelo se adecua muy bien a las etapas iniciales de desarrollo de nuevos fármacos, debido al inmenso volumen de moléculas que se analizarán. Además del impacto sumamente significativo para la salud pública, esta iniciativa promoverá una fuerte interacción académica entre docentes, investigadores y estudiantes de pregrado y de posgrado con sus pares de las instituciones asociadas. Seguramente surgirán oportunidades de amplia colaboración, que incrementarán la presencia y el impacto internacional de nuestras actividades”, dijo.

También participó en la ceremonia Wen Hwa Lee, ex alumno de la Unicamp que hoy en día actúa como gerente de alianzas estratégicas del SGC, y que fue uno de los intermediadores de la colaboración.

Otra presencia destacada fue la de Opher Gileadi, científico de la Universidad de Oxford, quien permanecerá en Brasil en dedicación exclusiva durante el primer año de funcionamiento del centro para ayudar a organizar su funcionamiento.

“El área de estudios con plantas estará repleta de sorpresas. Nos valdremos de los reactivos y de los conocimientos desarrollados para los humanos y los emplearemos en plantas. El punto de partida será aquello que esperamos que suceda, pero créame: lo más interesante será lo inesperado”, dijo Gileadi.

Lea más sobre el nuevo centro en: http://agencia.fapesp.br/19056.

 

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