Una sustancia extraída de árboles de la especie Nectandra leucantha, típica del Bosque Atlántico, mostró actividad antiparasitaria y antiinflamatoria en ensayos in vitro (foto: divulgación)

Prueban un compuesto natural contra la leishmaniasis y el mal de Chagas
18-06-2015

Una sustancia extraída de árboles de la especie Nectandra leucantha, típica del Bosque Atlántico, mostró actividad antiparasitaria y antiinflamatoria en ensayos in vitro

Prueban un compuesto natural contra la leishmaniasis y el mal de Chagas

Una sustancia extraída de árboles de la especie Nectandra leucantha, típica del Bosque Atlántico, mostró actividad antiparasitaria y antiinflamatoria en ensayos in vitro

18-06-2015

Una sustancia extraída de árboles de la especie Nectandra leucantha, típica del Bosque Atlántico, mostró actividad antiparasitaria y antiinflamatoria en ensayos in vitro (foto: divulgación)

 

Por Karina Toledo

Agência FAPESP – Un compuesto natural extraído de árboles de la especie Nectandra leucantha, popularmente conocida como canela amarilla o canela blanca, exhibió actividad antiparasitaria y antiinflamatoria en experimentos in vitro, con potencial aplicación en el tratamiento de la leishmaniasis visceral y del mal de Chagas.

La investigación está desarrollándose con el apoyo de la FAPESP, en el marco de una colaboración entre el Instituto Adolfo Lutz (IAL) y la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), ambos de Brasil, y la Ohio State University, de Estados Unidos. Una parte de los resultados se dio a conocer en abril pasado en la publicación Journal of Natural Products.

“Si la molécula muestra su eficacia y su seguridad también en los ensayos preclínicos in vivo, podrá servir de prototipo para el desarrollo de un nuevo fármaco”, dijo André Gustavo Tempone, investigador del IAL.

El compuesto, perteneciente al grupo de los lignoides (dímeros de fenilpropanoides) se aisló durante el doctorado de Simone S. Grecco, realizado concomitantemente en el Centro de Ciencias Naturales y Humanas de la Universidad Federal del ABC (UFABC) y en el Instituto de Ciencias Ambientales, Químicas y Farmacéuticas de la Unifesp, bajo la dirección del profesor Joao Henrique Ghilardi Lago.

Dicho trabajo integró el proyecto intitulado “Uso sostenible de la biodiversidad de áreas remanentes de Bosque Atlántico del estado de São Paulo: evaluación, aislamiento y caracterización molecular de metabolitos secundarios bioactivos en especies vegetales”, que contó con el apoyo de la FAPESP y la coordinación de Lago.

“El compuesto se mostró interesante de entrada, pues fue posible aislar una gran cantidad en el laboratorio. En las investigaciones de productos naturales, lo común es obtener unos pocos miligramos de la sustancia activa; pero el grupo de la Unifesp logró obtenerla en gramos, lo que facilita mucho la realización de los ensayos preclínicos”, comentó Tempone.

Durante los primeros experimentos realizados en el IAL bajo la coordinación de Tempone, la sustancia se mostró capaz de eliminar parásitos de las especies Leishmania infantum (causante de la leishmaniasis visceral) y Trypanosoma cruzi (causante de la enfermedad de Chagas), sin mostrar gran toxicidad para las células de mamíferos.

Merced a una colaboración con el profesor Abhay Satoskar, de la Ohio State University, la estudiante de posdoctorado Thaís Alves da Costa-Silva fue a Estados Unidos a investigar el efecto del compuesto sobre las células del sistema inmunológico.

Da Costa-Silva infectó macrófagos de ratones con parásitos de la especie Leishmania donovani, también causante de leishmaniasis visceral y común en países de Asia. Luego trató los cultivos con el lignoide y evaluó la producción de moléculas inflamatorias que las células de defensa suelen liberar durante el combate que libran contra los patógenos.

“Aparte de la actividad antiparasitaria que ya habíamos demostrado acá en Brasil contra la L. infantum y el T. cruzi, la investigadora también observó en los macrófagos una menor producción de dos citocinas inflamatorias distintas: la interleucina-6 (IL6) y la interleucina-10 (IL10). Esas moléculas suelen exacerbar la enfermedad, pues hacen que el sistema inmunológico lance un ataque contra los tejidos del propio organismo, en un intento por combatir al parásito. Por ende, el compuesto tiene doble acción”, explicó Tempone.

Pruebas in vivo

El paso siguiente del proceso de desarrollo de fármacos consiste en evaluar la eficacia y la seguridad de la molécula candidata en estudios con animales. No obstante, para elevar las probabilidades de éxito, Tempone pretende realizar antes estudios de farmacocinética y farmacodinámica.

Estos estudios apuntan, entre otras cosas, al objetivo de descubrir de qué manera se metaboliza el compuesto en el organismo, cuánto tiempo tarda para ser degradado y cuáles son las sustancias resultantes luego de su metabolización.

“Esos resultados pueden ayudar a planificar mejor los ensayos preclínicos: cómo determinar la dosis más adecuada y cuántas veces por día debe administrarse el compuesto. De esa forma lograremos minimizar el uso de animales”, dijo el investigador.

En este momento, el grupo también se aboca a la realización de pruebas in vitro para descubrir por medio de cuál mecanismo de acción el lignoide mata a los parásitos. En el futuro, si el compuesto se muestra eficaz también in vivo, pretenden desarrollar análogos sintéticos con acción potenciada.

“Otra gran ventaja de la molécula aislada de la Nectandra leucantha radica en que posee una estructura química relativamente sencilla, lo que facilitaría la creación de una versión sintética. Esto es deseable cuando se piensa en escalonar la producción en la industria farmacéutica, pues torna al proceso factible económicamente”, afirmó.

Tanto la leishmaniasis como el mal de Chagas están consideradas enfermedades olvidadas, es decir, tienen carácter endémico en poblaciones de bajos ingresos, fundamentalmente en zonas tropicales, y son objeto de escasas inversiones en investigaciones orientadas a mejorar el tratamiento o la prevención.

Según datos publicados en el artículo, más del 90% de los casos de leishmaniasis visceral se concentra en la India, Bangladesh, Nepal, Sudán, Sudán del Sur y Brasil. Si no se la trata, la enfermedad causa la muerte prácticamente de todos los infectados. El tratamiento actual se realiza con drogas altamente tóxicas, tales como la anfotericina B, y con antimonio.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman la existencia de 12 millones de portadores de la enfermedad causada por el T. cruzi en las Américas, y de estos, entre 2 y 3 millones se encuentran en Brasil. El tratamiento con benzonidazol también está considerado tóxico y poco eficaz.

Puede leerse el artículo intitulado Immunomodulatory and Antileishmanial Activity of Phenylpropanoid Dimers Isolated from Nectandra leucantha (doi: 10.1021/np500809a) en la siguiente dirección: pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/np500809a.

 

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