La información, proveniente de un estudio con portadores de distonía presentado en Michigan, Estados Unidos, muestra la importancia de contar con datos genómicos sobre poblaciones de referencia en el país (imagen: Wikimedia Commons)
La información, proveniente de un estudio con portadores de distonía presentado en Michigan, Estados Unidos, muestra la importancia de contar con datos genómicos sobre poblaciones de referencia en el país
La información, proveniente de un estudio con portadores de distonía presentado en Michigan, Estados Unidos, muestra la importancia de contar con datos genómicos sobre poblaciones de referencia en el país
La información, proveniente de un estudio con portadores de distonía presentado en Michigan, Estados Unidos, muestra la importancia de contar con datos genómicos sobre poblaciones de referencia en el país (imagen: Wikimedia Commons)
Por Karina Toledo, desde Michigan | Agência FAPESP – Con el objetivo de generar las condiciones necesarias para la implementación de la medicina de precisión en Brasil, integrantes de cinco de los 17 Centros de Investigación, Innovación y Difusión (CEPIDs), que cuentan con apoyo de la FAPESP, se unieron a mediados de 2015 para la creación de la Brazilian Initiative on Precision Medicine (BIPMed).
Y los primeros resultados de esta colaboración los dio a conocer Iscia Lopes-Cendes, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Campinas (FCM-Unicamp) y una de las idealizadoras del proyecto, el pasado 28 de marzo, durante la programación de la FAPESP Week Michigan-Ohio.
Integran esta iniciativa el Centro de Investigaciones en Ingeniería y Ciencias Computacionales (CCES, por sus siglas en inglés), el Centro de Investigaciones en Terapia Celular (CTC), el Centro de Investigaciones en Obesidad y Comorbilidades (OCRC, por sus siglas en inglés) y el Centro de Investigaciones en Enfermedades Inflamatorias (CRID, por sus siglas en inglés), encabezados por el Instituto de Investigaciones sobre Neurociencias y Neurotecnología (BRAINN, también por sus siglas en inglés).
“El primer producto presentado en el ámbito de la BIPMed fue un banco público de datos genómicos –el primero de este tipo en Latinoamérica–, al cual puede ingresarse en el siguiente enlace: http://bipmed.iqm.unicamp.br/”, dijo Lopes-Cendes.
De acuerdo con la investigadora, ya se han depositado en dicho sistema datos de 29 personas de la zona de Campinas, en el interior de São Paulo, que se sometieron a la secuenciación completa del exoma, que es la parte del genoma en donde se alojan los genes codificadores de proteínas, y, por ende, donde existen más probabilidades de que se produzcan las mutaciones causantes de enfermedades.
Al analizar los datos de los 29 exomas que constan en el banco hasta el momento, el grupo encontró 209 variantes genéticas que no se habían descrito en ningún banco de datos del mundo, pero aún no se sabe si esas variaciones genómicas están relacionadas con enfermedades o no.
“Ya tenemos los datos de la secuenciación de exomas de otras 250 personas listos para su inclusión y su análisis. Es importante subrayar que no se trata de pacientes, sino de una población de referencia: son personas sanas, por lo que se sabe. Reclutamos a esos voluntarios entre los acompañantes de los pacientes que se atienden en el Hospital de Clínicas de la Unicamp. Por lo tanto, es una muestra representativa de la estructura genética de la cohorte de pacientes que participa en los estudios del BRAINN”, explicó Lopes-Cendes.
También se ha incluido en el banco información sobre la presencia de más de un millón de marcadores moleculares de polimorfismo de base única (SNPs, por sus siglas en inglés) en 200 individuos de la población de referencia.
“Esos SNPs son variaciones genéticas que pueden encontrarse en cualquier parte del genoma, no solamente en la parte que codifica proteínas. La diferencia radica en que, en lugar de secuenciar todo el genoma, empleamos una técnica de microarray con sondas específicas. Son marcadores moleculares comunes, que se encuentran al menos en el 5% de la población y pueden estar relacionados o no con el desarrollo de enfermedades”, sostuvo Lopes-Cendes.
Según la explicación de la investigadora, esas variaciones genómicas ocurridas fuera de la zona de codificación de proteínas no suelen causar enfermedades, pero sirven para suministrar una idea acerca de la estructura genética de la población.
Un ejemplo de la relevancia clínica de ese conocimiento fue el que presentó Lopes-Cendes durante la FAPESP Week Michigan-Ohio, que también salió publicado en un artículo de la revista Acta Neurologica Scandinavica.
En ese estudio, el equipo del BRAINN analizó datos de 76 pacientes portadores de un trastorno neurológico conocido como distonía y que se atendían en el Hospital de Clínicas de la Unicamp. Esta enfermedad se caracteriza por la contracción involuntaria de uno o más músculos, que puede ser dolorosa y agotadora. A diferencia de la enfermedad Parkinson, acomete a personas de cualquier edad.
“Inicialmente estudiamos las características clínicas de nuestros pacientes y confirmamos que se trataba de una muestra representativa de todo el mundo, es decir, que presentaba el mismo cuadro de los pacientes con distonía de otros países. Luego investigamos las dos mutaciones genéticas más asociadas con la enfermedad en los genes TOR1A THAP1”, comentó la investigadora.
De acuerdo con Lopes-Cendes, existe una recomendación internacional de investigar la presencia de esas dos mutaciones en todos los portadores de síntomas de distonía para establecer el diagnóstico e identificar a otros portadores de la familia.
“Sin embargo, los resultados del estudio mostraron que la mutación TOR1A ni siquiera se encontraba presente en nuestra muestra, mientras que la alteración en el gen THAP1 fue hallada con una frecuencia mucho más baja que la que aparece descrita en la literatura. Esto demuestra que las recomendaciones internacionales no necesariamente valen para Brasil, que tiene una población con una estructura genética mucho más heterogénea, como consecuencia del mestizaje. Por eso resulta importante contar con un banco de datos genómicos representativo de nuestra población”, afirmó Lopes-Cendes.
De acuerdo con la investigadora, hay trabajos del grupo que muestran que otras variantes genéticas descritas en estudios internacionales como causantes de enfermedades graves se hallaron con frecuencia en la población de referencia incluida en el banco de datos de la BIPMed.
“Para estar seguros de que una mutación está causando efectivamente una enfermedad, la misma no debe estar presente en individuos sanos. Pero este análisis solamente se puede hacer de contarse con datos de una población representativa del origen del individuo en cuestión. De contemplar únicamente a los bancos de datos internacionales, pueden aparecer falsos resultados”, añadió.
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