Científicos de la University of California en Davis abordaron el tema en un simposio organizado por la FAPESP (foto: Claudio Arouca/FAPESP)

Según los expertos, la explotación de los acuíferos debe ganar en sostenibilidad
29-05-2015

Científicos de la University of California en Davis abordaron el tema en un simposio organizado por la FAPESP

Según los expertos, la explotación de los acuíferos debe ganar en sostenibilidad

Científicos de la University of California en Davis abordaron el tema en un simposio organizado por la FAPESP

29-05-2015

Científicos de la University of California en Davis abordaron el tema en un simposio organizado por la FAPESP (foto: Claudio Arouca/FAPESP)

 

Por Karina Toledo

Agência FAPESP – A medida que los cambios climáticos se van intensificando y las crises hídricas se vuelven más frecuentes, aumenta la explotación de los acuíferos subterráneos, en donde se encuentra almacenado alrededor del 95% del agua dulce existente en el planeta.

La necesidad de realizar estudios que ayuden a tornar más sostenible el uso de este recurso, para evitar la contaminación y asegurar la recarga de los reservorios, fue uno de los temas que se abordaron el día 13 de mayo, durante la FAPESP Week UC Davis in Brazil.

“California es responsable del cultivo del 50% de las frutas y vegetales que se consumen en Estados Unidos. Estos cultivos dependen intensamente de la irrigación y, como California afronta su cuarto año consecutivo de sequía, muchos productores han recurrido al bombeo de agua subterránea”, dijo Jan Hopmans, docente de Hidrología, Tierra, Aire y Recursos Hídricos de la University of California en Davis.

Según datos que presentó Hopmans, la población mundial se ha duplicado con creces durante los últimos 50 años. Lo propio ha sucedido con el área agrícola irrigada, en tanto que la demanda de agua en idéntico período ha aumentado alrededor del 250%.

“En California, las aguas subterráneas, que antes representaban una tercera parte del total utilizado en la irrigación, actualmente corresponden a las dos terceras partes. Y esto tiene consecuencias tremendas”, dijo.

De acuerdo con las estimaciones de crecimiento poblacional, será necesario duplicar la producción de alimentos para atender la demanda de los próximos 50 años. Según Hopmans, resulta urgente desarrollar tecnologías que apunten hacia una mayor eficiencia de la irrigación agrícola, para permitir un uso del agua por unidad producida. De lo contrario, la demanda de agua se duplicará en las próximas décadas.

De acuerdo con Hopmans, también se hace necesario hallar soluciones tendientes a minimizar la contaminación de los acuíferos con nitrato –proveniente fundamentalmente de los fertilizantes agrícolas y de los detritos animales–, un problema que puede agravarse en los próximos años.

“La agricultura del futuro debe volverse al mismo tiempo más productiva y más sostenible. Esto exige una mejor comprensión acerca de cómo absorben agua y nutrientes las plantas, de modo tal que podamos hacer más con menos. Y requiere la realización de investigaciones innovadoras sobre el suelo, combinadas con ciencia de plantas y nuevas tecnologías”, opinó Hopmans.

Hay que prepararse décadas antes

A juicio de Graham Fogg, docente de Hidrogeología de la UC Davis, el uso que le han venido dando los productores californianos en la actualidad a los acuíferos –y esto sucede también de otras partes del planeta– se encuentra lejos de ser sostenible. Para ejemplificar, Fogg hace una analogía con el sistema financiero.

“Imagínese que usted tiene todo su dinero depositado en dos cuentas bancarias. La cuenta A –que representa al agua existente en la superficie del planeta– tienen un saldo conocido, y usted sabe cuánto dinero está entrando y saliendo de ella. De la cuenta B –que representa al agua subterránea– usted no sabe el saldo, ni cuánto está entrando y saliendo. Y cuando el saldo de la cuenta A se agota, usted empieza a hacer extracciones descontroladas de la cuenta B. ¿Cómo es posible estar seguros en una situación así?”, dijo Fogg.

En un intento por responder a una cuestión fundamental –dónde habrá agua y qué cantidad estará disponible en un escenario futuro de cambios climáticos– se creó en la UC Davis el IGERT Center for Climate Change, Water and Society (CCWAS), coordinado por Fogg.

El IGERT (Integrative Graduate Education and Research Traineeship) es un programa de capacitación de la National Science Foundation (NSF), la principal institución de fomento de la investigación científica básica de Estados Unidos, cuyo objetivo es reclutar a los más destacados estudiantes de doctorado del país.

“Este centro de la UC Davis tiene la misión de formar a una nueva generación de científicos con la profundidad y la amplitud multidisciplinaria necesarias como para que trabajen con los efectos de las alteraciones climáticas sobre los recursos hídricos”, comentó Fogg.

Según el investigador, la sequía que enfrenta California actualmente no es consecuencia de la caída de los índices de precipitaciones sino del derretimiento más precoz de la nieve, ocasionado por el calentamiento del planeta.

“California siempre ha dependido de la nieve para almacenar agua. Todas nuestras precipitaciones ocurren en invierno. El agua cae en forma de nieve en las montañas, y, entre abril y julio, esa nieve se derrite y abastece a los reservorios. Así es como tenemos agua para atender el pico de demanda, que se registra entre junio y julio. Pero en los últimos años la nieve ha empezado a derretirse antes, y no hay manera de almacenar una parte del agua para su uso en el momento en que se hace necesaria”, comentó Fogg.

En lugar de crear nuevos reservorios de superficie, sostiene Fogg, la solución consiste en crear mecanismos que apunten a poner más agua en los reservorios subterráneos y empezar a utilizarlos de manera más sostenible; y esto requiere investigaciones y avances tecnológicos.

“Para que estuviéramos preparados para una sequía como la que afrontamos actualmente deberíamos que haber realizado este trabajo unos diez años antes. Es necesario motivar a la gente para que haga lo que debe hacerse décadas antes de que ocurra un evento extremo”, dijo Fogg.

 

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