Durante la programación de la FAPESP Week Michigan-Ohio, una investigadora de Brasil presentó una metodología utilizada para estimular el proceso de plasticidad neuronal y mejorar la función motora (foto: exoesqueleto robótico/ divulgación)
Durante la programación de la FAPESP Week Michigan-Ohio, una investigadora de Brasil presentó una metodología utilizada para estimular el proceso de plasticidad neuronal y mejorar la función motora
Durante la programación de la FAPESP Week Michigan-Ohio, una investigadora de Brasil presentó una metodología utilizada para estimular el proceso de plasticidad neuronal y mejorar la función motora
Durante la programación de la FAPESP Week Michigan-Ohio, una investigadora de Brasil presentó una metodología utilizada para estimular el proceso de plasticidad neuronal y mejorar la función motora (foto: exoesqueleto robótico/ divulgación)
Por Karina Toledo, desde Michigan | Agência FAPESP – Investigadores del Instituto de Medicina Física y Rehabilitación (IMREA), en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FMUSP), Brasil, han venido aplicando exitosamente un conjunto de técnicas innovadoras –que comprende la utilización de un exoesqueleto robótico, la estimulación magnética transcraneal (EMTr) y el electroencefalograma de alta densidad (HD-EEG)– en el tratamiento de pacientes que sufrieron accidentes cerebrovasculares (ACVs) o lesiones medulares.
La presentación de los resultados de esta investigación estuvo a cargo de la profesora Linamara Rizzo Battistella el día 28 de marzo, en Estados Unidos, en el marco de la programación de la FAPESP Week Michigan-Ohio. El evento, que se extiende hasta hoy, 1º de abril, fue organizado por la FAPESP en alianza con la University of Michigan (UM) y la Ohio State University (OSU), con el objetivo de fomentar nuevas colaboraciones entre científicos paulistas y estadounidenses.
Una parte de los datos también salió publicada recientemente en un artículo de la revista Restorative Neurology and Neuroscience.
“Los objetivos principales de nuestro grupo son dos: identificar el potencial de recuperación motora de cada paciente y, posteriormente, cuando se alcance ese potencial, buscar los medios para que esa persona pueda realizar las actividades cotidianas con las adaptaciones necesarias, tales como el uso de un andador o de una silla de ruedas, por ejemplo”, explicó Battistella en entrevista concedida a Agência FAPESP.
En la atención de pacientes que han sufrido un ACV, uno de los puntos principales consiste en identificar los predictores de la respuesta motora, que son las señales captadas a partir del registro de la actividad eléctrica del cerebro, que indican la capacidad de recuperación de los movimientos que posee cada paciente.
Esto se lleva a cabo mediante la asociación de dos técnicas: el reconocimiento del potencial motor evocado (MEP, por sus siglas en inglés) –un test en el cual se aplica un estímulo magnético en el cerebro y se evalúa la respuesta motora– y la medición de la actividad eléctrica del cerebro con HD-EEG.
“El MEP identifica aquello a lo que denominamos umbral motor, y constituye una medición objetiva de las posibilidades de recuperación motora”, explicó la investigadora.
El abordaje neurofisiológico también incluye el uso de la estimulación magnética transcraneal con fines diagnósticos, un estudio que indica qué áreas del cerebro deben estimularse y cuáles deben ser inhibirse para inducir la neuroplasticidad y mejorar el control motor.
Según Battistella, tanto la estimulación como la inhibición cerebral se llevan a cabo con un aparato de estimulación magnética de pulsos repetidos (EMTr), diferente al que se emplea para mapear la actividad cerebral. El objetivo de este método consiste en promover el equilibrio de la actividad de ambos hemisferios cerebrales.
En simultáneo con la evaluación neurofisiológica, se realizan pruebas clínicas, en las cuales los pacientes deben realizar una serie de movimientos predeterminados en escalas tales como la de Fugl-Meyer, por ejemplo. Al final, de acuerdo con lo que haya logrado cumplir, cada paciente recibe una puntuación.
Los datos de las evaluaciones clínicas y neurofisiológicas se analizan estadísticamente. “Así es como logramos determinar objetivamente cuál es la condición de recuperación del hemisferio lesionado y planificar el tratamiento”, dijo la investigadora.
“Comparamos a un grupo de pacientes sometido únicamente al programa de rehabilitación convencional con otro, al cual, además de la realización de ejercicios, se le aplicó la estimulación magnética destinada a promover el equilibrio cortical. Ese segundo grupo presentó una mejoría ostensiblemente mayor. De este modo, podemos afirmar que esta técnica puede influir indirectamente sobre los procesos de neuroplasticidad y, por consiguiente, en la mejoría del control motor.
En tanto, el exoesqueleto robótico, además de ayudar a caminar y en el movimiento de los brazos, también les suministra a los investigadores mediciones objetivas del desempeño funcional de cada paciente. Por medio de sensores distribuidos en las extremidades superiores e inferiores, este aparato calcula la fuerza que el individuo ha hecho efectivamente durante la realización de los movimientos. Estos datos se envían a una computadora y se exhiben en forma de gráficos.
“El paciente logra visualizar la mejoría en cada sesión, y se percata de que depende cada vez menos de la ayuda del aparato para caminar o mover sus brazos. Esto le sirve como un estímulo positivo, mejora su desempeño e incrementa la adhesión al tratamiento”, dijo Battistella.
Según la investigadora, estos distintos métodos asociados permiten reconocer los biomarcadores de plasticidad cerebral en los pacientes que padecen lesiones encefálicas, o, en otras palabras, hacen posible entender cómo está funcionando el cerebro luego de sufrir una lesión, y cómo transcurre su reorganización.
“La neuroplasticidad es la capacidad que posee el cerebro de reorganizarse luego de una lesión, fortaleciendo las redes neuronales que no se vieron afectadas y asegurando un buen nivel de funcionalidad. El buen resultado de la rehabilitación depende de este proceso de reorganización. Con base en los resultados de las pruebas, aspiramos a dotar de mayor eficacia a este tratamiento y a reducir el tiempo de rehabilitación”, explicó Battistella.
El grupo cuenta con la colaboración del Laboratorio de Neuromodulación de la Harvard Medical School, bajo el liderazgo del profesor Felipe Fregni. Uno de los investigadores principales del IMREA-FMUSP es el profesor Marcel Simis.
Lesiones medulares
Entre los casos de paraplegia y de tetraplegia tratados en el Hospital de Clínicas de la FMUSP, predominan las personas jóvenes, de entre 17 y 30 años, y de sexo masculino.
“Este grupo presenta de entrada un pronóstico más definido. La capacidad de rehabilitación motora está directamente relacionada con la gravedad y la localización de la lesión. En este caso, aparte de detectar y desarrollar el potencial motor al límite de cada individuo, nuestro rol consiste en evitar complicaciones secundarias respecto a esta condición”, dijo Battistella.
En las personas con discapacidad debido a una lesión medular, según relató la investigadora, es común el surgimiento de infecciones urinarias, insuficiencia renal, osteoporosis y escaras, aparte de sarcopenia (la pérdida de masa y fuerza muscular) y deformaciones articulares, que pueden agravar las condiciones funcionales de tales pacientes en el transcurso de los años.
“El caminar robótico, por ejemplo, puede ayudar a evitar la osteoporosis, debido a que estimula el metabolismo óseo. La estimulación magnética y también mediante corriente eléctrica evita la atrofia de las zonas cerebrales que dejaron de recibir el estímulo motor como consecuencia de la lesión sufrida. En tanto, el estímulo en otras regiones cerebrales puede aportar una mejoría de la función motora”, comentó la investigadora.
La neuromodulación: otras aplicaciones
Otra vertiente dentro del IMREA, también en colaboración con Harvard, combina la Estimulación Transcraneal con Corriente Directa (TDCS, por sus siglas en inglés) con ejercicios aeróbicos destinados a tratar en forma potenciada el dolor crónico en personas con fibromialgia. Este método puede aplicarse también con pacientes que padecen lesión medular incompleta y que se quejan de dolor crónico.
“Durante la práctica de los ejercicios, utilizamos un aparato que produce estímulos eléctricos tolerados adecuadamente por el cerebro y con capacidad para controlar el dolor. La corriente inhibe el área que modula el fenómeno doloroso. Es como si estuviésemos suministrando un analgésico”, comentó.
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