Trajetorias das desigualdades, ahora también publicado en inglés

Un libro con un amplio abordaje de las transformaciones de la sociedad brasileña durante los últimos 50 años. En esta versión se actualizaron las conclusiones para incluir el debate internacional y la crisis actual

Por José Tadeu Arantes  |  Agência FAPESP – Acaba salir publicado Paths of inequality in Brazil: a half-century of changes, libro cuya edición contó con el apoyo de la FAPESP. Esta obra, publicada originalmente en 2015 en portugués bajo el título de Trajetórias das desigualdades: como o Brasil mudou nos últimos 50 anos, constituye el primer gran balance sobre las transformaciones acaecidas en Brasil en el transcurso de la última media centuria. 

El libro, coordinado por Marta Arretche, profesora titular del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de São Paulo (USP) y directora del Centro de Estudios de la Metrópolis (CEM) –un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) apoyado por la FAPESP– es fruto del trabajo de 23 investigadores de diversas áreas de las ciencias sociales (demografía, economía, sociología y ciencia política). La versión en inglés, de editorial Springer, se encuentra disponible en los formatos impreso y electrónico.

“En la edición en idioma inglés, los 14 capítulos en los cuales se abordan los diversos subtemas se actualizaron a los efectos de responder los comentarios de los peer reviewers, y el capítulo final, la conclusión, es completamente nuevo”, declaró Arretche a Agência FAPESP.

La investigadora, quien firma dicho capítulo final, explicó que la nueva redacción se justifica por dos motivos. En primer lugar por el hecho de que la edición en inglés sale publicada casi 10 años después del último censo demográfico de 2010 en Brasil, que suministró la principal base de datos del libro. Y en segundo lugar porque la nueva edición apuntó a contemplar el debate internacional entre los expertos del área, en tanto que la versión original en portugués se enfocaba fundamentalmente en el debate brasileño. 

“Nuestros análisis permiten observar el caso de Brasil a la luz del debate internacional protagonizado por el economista armenio-turco Daron Acemoglu, docente de Economía del Masachusetts Institute of Technology (MIT), y su coautor James Robinson, por un lado, y por el científico político catalán Carles Boix, profesor de Política y Asuntos Públicos de la Princeton University, por el otro lado, con respecto a la posibilidad o la imposibilidad de que exista una transición democrática exitosa en países altamente desiguales”, afirmó Arretche.

Boix sostiene que esta transición sería altamente improbable, pues los más ricos anticiparían las potenciales pérdidas de ingresos y propiedades que impondrían los más pobres en democracia, al tiempo que Acemoglu y Robinson afirman que la transición podría ocurrir efectivamente, pero que los países tenderían a oscilar hacia dentro y hacia fuera de la democracia, dependiendo de los costos de la manutención del orden democrático o de romper con el mismo.

“Brasil es un caso exitoso de país que era sumamente desigual y efectuó una transición democrática inclusiva. No ahondo en el debate, que considero demasiado especulativo, concerniente a estar viviendo o no una especie de recidiva autoritaria. En efecto, existe una agenda de reversión de los derechos sociales, pero la avanzada ha sido menos exitosa de lo que puede parecer a primera vista. Esto se explica en gran medida por la popularidad de los programas sociales. Los costos electorales de esta agenda de reversión son muy altos”, dijo Arretche.

“La propuesta original para el sistema previsional debió acotarse mucho para lograr eventualmente su aprobación. Y la aprobación de la reforma laboral se explica por el hecho de que los trabajadores protegidos por la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT) son efectivamente una minoría en Brasil. Cuando existe un alto índice de desempleo como el actual, los electores aspiran a una ocupación laboral independientemente de si viene o no acompañada de una protección. Pero sin lugar a dudas hay una agenda de reversión que se ubicará en el centro de la escena política durante los próximos años, oponiendo las presiones por un ajuste fiscal a la popularidad de las políticas sociales”, añadió. 

De cualquier manera, el panorama positivo que aparece en la edición original del libro debió revisarse en función de la profundización de la crisis multidimensional que afecta a Brasil.

“Cuando entregamos la versión en inglés para su publicación, a finales de 2016, la crisis ya estaba instalada en Brasil, y ya no podía ignorársela. Por eso un tema que abordamos apuntaba a saber cómo puede haber funcionado como un amortiguador de la crisis económica el sistema de protección de los segmentos más pobres de la población, construido con base en la Constitución Brasileña de 1988. Y funcionó efectivamente. La crisis económica se manifiesta actualmente en el mercado de trabajo. Esto quiere decir que hay desempleo, hay una baja de los salarios reales, pero las políticas de distribución de ingresos perduraron y generaron una cierta protección”, dijo Arretche.

En la periodización a largo plazo –que constituye, al cabo, su baliza temporal–, el libro apunta que la mejora de los indicadores sociales en Brasil es producto de un proceso de “inclusión de los outsiders”. 

Las políticas sociales de orientación conservadora, instaladas desde mediados de la década de 1930, durante el primer gobierno de Vargas, y preservadas en el interregno democrático que fue de 1945 a 1964 y durante la dictadura cívico-militar de 1964 a 1985, pasaron por importantes cambios después de la Constitución de 1988 y a lo largo de las décadas de 1990 y de 2000. 

Brasil siguió siendo un país altamente desigual, pero las disminuciones significativas de las desigualdades se habrían concretado en lo que hace a dimensiones tales como los ingresos, la escolaridad, la atención de la salud y el acceso a los servicios básicos, como así también en lo concerniente a las relaciones de género.

El modelo conservador “produjo una gran división entre insiders y outsiders, toda vez que protegía únicamente a quienes se encontraban vinculados al mercado formal de trabajo, en el marco de un sector industrial urbano reducido y con altos índices de desempleo. Asimismo, los outsiders no fueron únicamente excluidos de los beneficios sino que también contribuyeron en la financiación de los mismos, dado que bajo el modelo de sustitución de importaciones, los costos de la protección social de los insiders se trasladaron a los precios y, por ende, los pagaron todos los consumidores”, se afirma en el capítulo de conclusión del libro.

“La transición democrática se orientó hacia la inclusión de los outsiders. Casi la mitad de los brasileños, a quienes antes se les habrían negado los derechos a la atención sanitaria y a los beneficios previsionales, debido a su precaria inserción en el mercado de trabajo, cuentan ahora con esos derechos, independientemente de sus aportes a la seguridad social”, prosigue el texto.

Según se lee en el libro, desde comienzos de la década de 1990, la disminución de la desigualdad económica se erigió en un subproducto de la inclusión de los outsiders, un mecanismo mediante el cual el acceso a distintos beneficios sociales fue quedando desvinculado del ingreso y del estatus social de modo incremental y a distintas velocidades.

Más información sobre el libro en: www.springer.com/gb/book/9783319781839.