Última conferencia FAPESP 60 años: el futuro de la investigación y el fomento científico

En la reunión celebrativa, que contó con la participación de Hernan Chaimovich y Carlos Henrique de Brito Cruz, se concretó la presentación del libro A Ciência no Desenvolvimento Nacional, compilado por la Academia de Ciencias del Estado de São Paulo

Por José Tadeu Arantes y Elton Alisson  |  Agência FAPESP – La 17ª Conferencia FAPESP 60 años y la presentación del libro A Ciência no Desenvolvimento Nacional [La ciencia en el desarrollo nacional de Brasil], compilado por la Academia de Ciencias del Estado de São Paulo (Aciesp), constituyeron el marco el pasado 14 de diciembre del cierre del ciclo de eventos celebrativos de las seis décadas de la creación de la Fundación paulista de fomento de la ciencia.

“Las celebraciones empezaron en mayo de 2021, con la inauguración del portal del Desarrollo Sostenible, en donde se encuentran indexados cada uno de los 17 ODS, todos los proyectos y otras actividades que la Fundación apoya”, recordó el presidente de la FAPESP, Marco Antonio Zago, para luego hacer mención a los 24 webinarios y conferencias, Escuelas São Paulo y otras actividades disponibles en el portal FAPESP 60 años. 

La 17ª Conferencia y el libro compilado por la Aciesp proponen una reflexión al respecto del futuro de la ciencia, la innovación y el fomento de la investigación científica. 

Hernan Chaimovich, profesor emérito del Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (USP) y ex asesor científico de la FAPESP, dio a conocer un estudio sobre los resultados de las actividades de fomento de la Fundación.

Según Chaimovich –quien también fue presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), una agencia vinculada al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) de Brasil–, la garantía de recursos financieros, la total independencia administrativa y la evaluación rigurosa serían “los tres pilares que determinan los impactos intelectuales, sociales y económicos de las inversiones de la FAPESP.”

Desde esa óptica, Chaimovich abordó los principales retos que se le plantean a la FAPESP con la mira puesta en las próximas décadas: “mantener la autonomía financiera en el marco de la Constitución del Estado de São Paulo; mantener la independencia en la definición y en la evaluación de los proyectos; elevar la exigencia de excelencia en la investigación científica, y expandir la repercusión social y económica de los resultados”. Y luego añadió que “una forma de afrontarlos consiste en incrementar los impactos de los proyectos financiados, es decir, los impactos intelectuales, sociales y económicos”.

El investigador analizó los efectos de las inversiones de la FAPESP con base en la cantidad de publicaciones científicas indexadas en la plataforma Web of Science. “Más o menos hasta el comienzo de la década de 1970, esa cifra era relativamente baja. Pero en ese período, la FAPESP cumplió un rol fundamental al enviar jóvenes a doctorarse en el exterior. Muchos de esos jóvenes regresaron. Y lo que sucedió partir de la década de 1970 fue entonces que empezó a explotar la producción científica en el estado de São Paulo”, dijo.

Chaimovich recordó que durante décadas el 50 % de la producción científica brasileña pasó a originarse en el estado de São Paulo. “A partir del año 2000, la producción paulista siguió subiendo, pero el porcentaje de trabajos del estado de São Paulo en la cifra nacional empezó disminuir, y eso es muy bueno. Es una consecuencia del efecto de la FAPESP en la formación de personal que constituyó núcleos de programas de posgrado en todo Brasil”, explicó.

Al comparar la curva ascendiente de la producción científica con las oscilaciones porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) brasileño con relación al PIB mundial, Chaimovich sostuvo que “los científicos brasileños, y los paulistas en particular, son asombrosamente resilientes”, pues logran mantener su productividad más allá de las inestabilidades de la economía.

Así y todo, acotó que “el impacto de las publicaciones de Brasil, de São Paulo y de aquellas que cuentan con financiación de la FAPESP se ubica bastante por debajo del impacto promedio de las publicaciones del mundo. El impacto de las publicaciones paulistas es relativamente mayor que el de las publicaciones brasileñas en general, pero aun así estamos lejos de superar la media mundial”.

Chaimovich ponderó que esto no quiere decir no se produzcan ciencia de excelencia, ciencia de frontera y ciencia que abre fronteras en el marco de las investigaciones financiadas por la FAPESP. “Muchas revistas de impacto mundial estamparon en sus portadas trabajos financiados por la FAPESP. Pero el promedio no se ubica por encima de la media mundial”, dijo. 

La investigación científica en las empresas

A juicio de Carlos Henrique de Brito Cruz, vicepresidente sénior de la Elsevier Research Networks y ex director científico de la FAPESP, Brasil necesita crear un ambiente que les facilite a las empresas el desarrollo de la investigación propia para impulsar las inversiones en ciencia, tecnología e innovación (CT&I) en el país, con sus consiguientes beneficios económicos y sociales. De Brito Cruz también disertó en el marco de la ceremonia de cierre del Ciclo de Conferencias FAPESP 60 años.

“Aún no se ha reconocido en el debate sobre ciencia, tecnología e innovación en Brasil que las empresas constituyen lugares sumamente importantes para la investigación científica. En todo el mundo, las empresas son lugares en donde se crea conocimiento, a veces incluso un conocimiento más avanzado que en las universidades”, dijo. De Brito Cruz mencionó que un ejemplo en tal sentido es lo que está sucediendo con la computación cuántica: empresas tales como Google, Microsoft e IBM están liderando la investigación en el área.

“Las empresas son lugares esenciales para la investigación que generará desarrollo económico. La mayor parte de la economía de un país no se mueve por las ideas de las universidades, sino por la acción de las personas que se educaron en esas instituciones y fueron a trabajar a empresas. De allí proviene el PIB [el Producto Interno Bruto]”, sostuvo De Brito Cruz. Para erigirse como lugares relevantes de la investigación científica, las empresas deben darles trabajo a los investigadores y no meramente hacer convenios con universidades, ponderó.

Con todo, la cantidad de investigadores contratados por empresas en Brasil se ubica por debajo del promedio vigente en otros 44 países, pues ocupa los últimos puestos en este apartado, junto a Sudáfrica y Argentina. De acuerdo con datos referentes al año 2017, en Brasil hay 59 mil científicos que trabajan en empresas, lo que equivale a 290 por millón de habitantes y a 19 por cada 1.000 millones de reales del PIB del país. En Corea del Sur, un país con una población equivalente a una quinta parte de la brasileña, hay seis veces más, y en Estados Unidos, la cifra es diez veces mayor, comparó De Brito Cruz.

Las inversiones que realizan las empresas establecidas en Brasil en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) también se ubican por debajo del promedio mundial. Según datos del MCTI, del total de 89.000 millones de reales de erogaciones realizadas en el país en 2019 con ese fin –que equivalen al 1,21 % del PIB nacional–, el 51 % provino del gobierno y de las universidades públicas y privadas, y el 49 % de empresas.

Si bien se han creado en los últimos años de subsidios orientados a estimular la realización de investigación en las empresas, ese porcentaje se mantuvo y nunca ha superado la marca del 0,6 % del PIB, subrayó De Brito Cruz.

“En Brasil se ha creado idea de que la innovación se mueve vía incentivos, pero el problema reside en que el ambiente económico que no obliga a las empresas brasileñas a anhelar ser las mejores en sus áreas en el mundo. Por más que se les den incentivos, no apuntan en ese sentido”, dijo.

De acuerdo con los datos que mostró De Brito Cruz, el total de erogaciones realizadas en diversos países para incentivar la investigación científica en las empresas ha venido mermando desde 1980, y actualmente se ubica por debajo de 10 % del total de gastos en CT&I, más allá de que las inversiones en I+D+i de sus empresas hayan aumentado en el mismo período. Esto constituiría un indicador más de que no son los subsidios directos los que estimulan la investigación científica en las empresas.

“No es el hecho de contar con la llamada Ley del Bien de Brasil lo que mueve a las empresas a hacer investigación, sino que es la competencia y la búsqueda de nuevos mercados lo que hace que deseen hacer mañana algo mejor que lo que hacían ayer. Cuando aspiren a desarrollarse, entonces sí podrán beneficiarse con los incentivos”, sostuvo.

La ciencia en el desarrollo nacional

La presentación del libro organizado por la Aciesp en la oportunidad, que estuvo a cargo de la presidenta de dicha institución, Vanderlan Bolzani, y del director científico de la FAPESP, Luiz Eugênio Mello, contó con el análisis pormenorizado de sus siete capítulos y de su introducción de Adriano Andricopulo, director ejecutivo de la Aciesp. 

Puede accederse a las disertaciones completas de la 17ª Conferencia FAPESP 60 años y a la presentación del libro A ciência no desenvolvimento nacional en el siguiente enlace: youtube.com/watch?v=1Yh3Qhaewx0.