La información referente a la distribución geográfica de más de 2.300 especies –todas de agua dulce– quedará disponible para su consulta gratuita en internet. Este conocimiento podrá orientar la planificación de nuevas centrales hidroeléctricas (foto: Hyphessobrycon diastatos macho (arriba) y hembra (abajo)/ José Birindelli)
La información referente a la distribución geográfica de más de 2.300 especies –todas de agua dulce– quedará disponible para su consulta gratuita en internet
La información referente a la distribución geográfica de más de 2.300 especies –todas de agua dulce– quedará disponible para su consulta gratuita en internet
La información referente a la distribución geográfica de más de 2.300 especies –todas de agua dulce– quedará disponible para su consulta gratuita en internet. Este conocimiento podrá orientar la planificación de nuevas centrales hidroeléctricas (foto: Hyphessobrycon diastatos macho (arriba) y hembra (abajo)/ José Birindelli)
Por Karina Toledo | Agência FAPESP – Preocupados con la posibilidad de que especies endémicas de animales acuáticos desaparezcan antes incluso de que la ciencia las conozca –como consecuencia de alteraciones en el hábitat provocadas por actividades agropecuarias o por la construcción de centrales hidroeléctricas en la zona de las cabeceras de varios afluentes de la cuenca amazónica–, científicos del Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, se han venido dedicando a recabar y actualizar información sobre uno de los órdenes más vastos y diversificados de peces de agua dulce existentes: el de los characiformes.
En este gran grupo se incluyen especies con escamas claramente diferenciadas y una importante diversidad de formas: desde pequeñas mojarritas de menos de cinco centímetros de longitud hasta los tambaquíes de la Amazonia, que llegan a medir más de un metro de largo y pueden pesar 60 kilos.
Uno de los objetivos del proyecto, que se lleva adelante desde 2011 con el apoyo de la FAPESP y bajo la coordinación del profesor Naércio Aquino Menezes, consiste en la publicación de un catálogo online, que está prevista para los próximos meses. La consulta del material será gratuita.
En dicho catálogo figurarán listadas más de 2.300 especies de peces ya descritas, con información precisa sobre su distribución geográfica en América del Sur, América Central, África y la región sur de Estados Unidos.
Las distintas especies quedaron agrupadas en familias, de acuerdo con las características comunes que poseen. Actualmente se reconoce la existencia de 14 familias: Parodontidae (boguita), Curimatidae (sabalito, llorona), Prochilodontidae (sábalo), anostomidae (leporino, boga, anchoa ñata), Crenuchidae (calíctido), Hemiodontidae (hemiodo de cola roja), Gasteropelecidae (pez hacha de mármol), Characidae (mojarrita, pacú, piraña, tambaquí, dorado, piraputanga), Acestrorhynchidae (corvina cabezón, pez zorro), Cynodontidae (pez diablo), Erythrinidae (tararira), Lebiasinidae (pez lápiz, copeina) y Ctenoluccidae (pez aguja).
“Concentramos el trabajo de campo fundamentalmente en las cabeceras de ríos situados estratégicamente, tales como el Tocantins, el Paraguay, el São Francisco, el Xingú y el Tapajós. Éstos alimentan la gran cuenca amazónica y constituyen blancos para la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas. En esa parte alta de los ríos, siempre hay un número elevado de especies e incluso de géneros nuevos. La parte baja de las grandes cuencas ha sido más explorada”, comentó Menezes.
Según el investigador, muchas de estas especies que habitan en las cabeceras de los ríos son endémicas, es decir, no logran sobrevivir en otros tipos de ambientes. “Tienden a desaparecer con la construcción de usinas hidroeléctricas, pues las represas normalmente se construyen río arriba y alteran completamente las características de ese hábitat. En el caso de la central de Belo Monte, ni siquiera sabemos con precisión cuántas especies se vieron afectadas. No existía un estudio previo”, comentó.
Asimismo, según el investigador, las represas pueden ter un efecto deletéreo sobre las especies migrantes, que se desplazan río arriba para desovar en áreas cercanas a las cabeceras de los ríos.
Para Menezes, el conocimiento generado en el marco del Proyecto Temático apoyado por la FAPESP podrá ser útil para orientar la planificación de futuras obras de infraestructura.
“No nos oponemos al desarrollo o a la construcción de represas. Pero abogamos porque se lo haga siguiendo las orientaciones de los expertos y buscando alternativas menos perjudiciales para el medio ambiente”, dijo el investigador.
El trabajo de campo
El grupo coordinado por Menezes realizó seis expediciones durante los últimos cinco años, en las cuales se recolectaron casi 10 mil ejemplares de peces de 280 especies. Y se describieron alrededor de 50 especies nuevas, además de dos nuevos géneros.
Este material se sumó a la colección del Museo de Zoología y de otras instituciones que toman parte en el proyecto SACI (Inventario de Characiformes de América del Sur, por sus siglas en inglés): Instituto de Biociencias de la USP; Universidade Estadual Paulista (Unesp) con sede en la localidad de São José do Rio Preto; Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS); Laboratorio de Ictiología de Ribeirão Preto, dependiente de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Ribeirão Preto (FFCLRP/ USP); Museo Nacional (Río de Janeiro); United States National Museum (Smithsonian Institution, Estados Unidos) y Academy of Natural Sciences of Philadelphia (Estados Unidos).
A juicio de Menezes, la degradación de los ecosistemas acuáticos en América del Sur es severa y esas especies de peces se encuentran entre las más amenazadas.
“Biólogos vinculados al área de conservación y manejo de la pesca dependen de trabajos taxonómicos cuidadosos y registros actualizados de ejemplares depositados en colecciones para la determinación de áreas prioritarias destinadas a la protección bien fundamentada y a la elaboración de planes de manejo”, añadió.
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