El llamado cultivo en consorcio aumenta la eficiencia de uso de la tierra, el secuestro de carbono atmosférico y el ciclo de nutrientes en el suelo, según revelan investigadores en un artículo publicado en Agronomy Journal

Un estudio apunta las ventajas de plantar sorgo y gramíneas tropicales en asociación
27-04-2017

El cultivo en consorcio aumenta la eficiencia de uso de la tierra, el secuestro de carbono atmosférico y el ciclado de nutrientes en el suelo, según revelan investigadores en el periódico Agronomy Journal

Un estudio apunta las ventajas de plantar sorgo y gramíneas tropicales en asociación

El cultivo en consorcio aumenta la eficiencia de uso de la tierra, el secuestro de carbono atmosférico y el ciclado de nutrientes en el suelo, según revelan investigadores en el periódico Agronomy Journal

27-04-2017

El llamado cultivo en consorcio aumenta la eficiencia de uso de la tierra, el secuestro de carbono atmosférico y el ciclo de nutrientes en el suelo, según revelan investigadores en un artículo publicado en Agronomy Journal

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – La combinación del cultivo de sorgo granífero con el de pasturas tropicales perennes puede ser ventajosa tanto en términos económicos como ambientales, según revela una serie de estudios realizados la Facultad de Ciencias Agronómicas (FCA) de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en la localidad de Botucatu (São Paulo, Brasil).

Algunos de los resultados más recientes, obtenidos con el apoyo de la FAPESP, se dieron a conocer en el periódico científico Agronomy Journal.

“Nuestro trabajo demuestra que además de no interferir en la producción de granos, el cultivo en consorcio incrementa la eficiencia de uso de la tierra, pues también aporta pasturas de excelente calidad durante el invierno. Esto puede evitar la pérdida de peso del ganado durante el período de sequía, aparte de aumentar el secuestro de carbono de la atmósfera y el ciclo de nutrientes del suelo”, afirmó Carlos Alexandre Costa Crusciol, docente de la FCA-Unesp y coordinador de la investigación.

Durante los últimos 15 años, con el apoyo de la FAPESP, el grupo de Costa Crusciol se ha venido dedicando a estudiar el plantío en consorcio de cultivos graníferos, tales como el maíz, la soja y el sorgo, y gramíneas tropicales tales como el pasto alambre (Urochloa brizantha) y el pasto guinea (Panicum maximum). Uno de los objetivos consiste en proponer sistemas integrados de cultivo-ganadería como alternativa para la recuperación de áreas degradadas y como forma de optimizar el uso de la tierra en la agricultura.

Algunos resultados se han divulgado en revistas tales como European Journal of Agronomy, Crop & Pasture ScienceCrop Science, y en diversos artículos publicados en Agronomy Journal en 20122013 y 2015, entre otros.

En trabajos recientes realizados durante los doctorados de Gustavo Paban Mateus, de la Agencia Paulista de Tecnología de Agronegocios (APTA/ Andradina), y de Nídia Raquel Costa, de la FCA-Unesp, los investigadores compararon el cultivo del sorgo granífero en consorcio con el pasto alambre y con el pasto guinea. Este estudio contó con la colaboración de investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Unesp de Botucatu, del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y de la Universidad del Estado de Carolina del Norte (también de Estados Unidos).

El objetivo consistía en analizar cuál entre ambas especies de pasto aporta mejores resultados en términos de estrés por competencia de nutrientes, mayor productividad de granos y de masa seca y mayor eficiencia en el uso del suelo.

De acuerdo con Costa Crusciol, los experimentos mostraron que el pasto alambre compite menos con el sorgo por las nutrientes y aporta mejores resultados en la producción de granos. “En este caso, la productividad se ubicó en niveles similares a los obtenidos con el cultivo del sorgo soltero [no en consorcio]. En tanto, el pasto guinea es más agresivo [le roba más nutrientes al sorgo] y llevó a una merma de la productividad de granos, aun con uso de abono nitrogenado”, comentó el investigador.

Los experimentos demostraron también que, para obtener los mejores resultados, es necesario aumentar al menos un 50% el abono nitrogenado de cobertura con relación a lo que recomienda para el cultivo del sorgo “soltero” el Instituto Agronómico (IAC), en el Estado de São Paulo, Brasil, en su Boletín 100. Hasta ese momento no existían parámetros en la literatura científica referentes al uso de nitrógeno en el cultivo de sorgo en consorcio.

La metodología

En el esquema que puso a prueba el grupo de Costa Crusciol, se siembra el sorgo en noviembre, a 4 centímetros (cm) de profundidad. Con los fertilizantes, se ponen las semillas de pasto a alrededor de 7 cm por debajo de la superficie del suelo.

“El sorgo emerge entre 7 y 10 días antes que el pasto, y así es como pasa a dominar la competencia por nutrientes. Las gramíneas quedan debajo del dosel de las plantas de sorgo, reciben poca luz y se desarrollan lentamente”, comentó el investigador.

Al cabo de aproximadamente 120 días, se realiza la cosecha de los granos, las plantas de sorgo entran en el final de su ciclo de vida y empiezan a secarse. En ese momento el pasto ya formado pasa a cubrir toda el área, que puede entonces utilizarse como pastura.

“Normalmente, 30 ó 40 días después de la cosecha de los granos es posible utilizar el área como pastura. Los animales pueden alimentarse durante todo el otoño y el inverno, período durante el cual la producción de pastos en Brasil cae mucho a causa de la sequía. Esas gramíneas, por ser jóvenes y poseer raíces que van hasta los dos metros de profundidad, son más tolerantes al período seco característico de esas estaciones”, explicó Costa Crusciol.

Al comenzar la primavera, los animales deben ser retirados del área y el agricultor debe esperar 20 días para que el pasto rebrote. Pasado ese lapso de tiempo, puede aplicarse un herbicida para desecar las plantas.

“El pasto muere y se convierte en paja, que ayuda a mantener la humedad del suelo. También contiene nutrientes que volverán al suelo mediante el reciclado. Es una forma de traer a la superficie del suelo los nutrientes que estaban perdiéndose a profundidades mayores, toda vez que las raíces del sorgo alcanzan profundidades menores que las de las gramíneas tropicales, lo cual reduce la lixiviación de los nutrientes y evita la posible contaminación de las napas freáticas. Asimismo, este sistema protege el suelo contra la erosión y, por consiguiente, evita la agradación de los ríos”, dijo el investigador.

Luego de la desecación del pasto, el ciclo se reinicia con el cultivo directo de especies graníferas. “Puede ser el propio sorgo en el mes de noviembre, como así también fríjol, soja, maíz, arroz o algodón”, dijo.

Segundo Costa Crusciol, este sistema podría funcionar en diversas zonas del estado de São Paulo, tales como Araraquara, Araçatuba, Bauru, Marília, Presidente Prudente, Ribeirão Preto y São José do Rio Preto. También es interesante para todo el Cerrado, la sabana brasileña, y para el continente africano, donde el clima es sumamente parecido al de Brasil.

“Esas dos especies de pasto que se probaron son originarias de África y seguramente este sistema de producción cuenta con potencial como para desarrollarse bien allá. Otro factor que vuelve interesante al cultivo en consorcio para el continente africano consiste en que allá el sorgo se utiliza para la alimentación humana. En tanto, en Brasil, al igual que en los demás países de América del Sur y del Norte, y en Europa y Australia, sus granos se emplean fundamentalmente en alimentación animal”, explicó.

Costa Crusciol también cree que otros lugares con clima tropical y subtropical, tales como Australia y la región sur de Estados Unidos, podrían beneficiarse con este sistema de cultivo en consorcio. En la actualidad, el sorgo es el quinto cereal en lo que hace a la producción mundial, detrás del trigo, el maíz, el arroz y la cebada. Unas de las ventajas de esta planta con relación al maíz y a la soja, por ejemplo, reside en su mayor tolerancia al estrés hídrico y a los suelos con menor fertilidad.

Repercusión

Tras la divulgación del artículo en Agronomy Journal, la investigación también salió destacada en la revista de divulgación científica CSA News y terminó convirtiéndose en el primer estudio de la Unesp que salió publicado como una “web story”, es decir, un artículo periodístico difundido en los sitios web de la American Society of Agronomy (ASA), la Crop Science Society of America (CSSA) y la Soil Science Society of America (SSA). Según Costa Crusciol, también se lo divulgó en medios de noticias vinculados al sector rural de Estados Unidos.

A juicio del investigador, este sistema de integración de cultivos, si bien ya se encuentra bastante propagado en Brasil, en Estados Unidos es considerado innovador.

“Antes existía un cierto temor de que las especies de pastos pudiesen competir con los cultivos de especies graníferas y terminar convirtiéndose en malezas. Pero nosotros demostramos que es posible disminuir el volumen de esa competencia y además de producir granos producir pasto destinado a la ganadería. O utilizar esa biomasa para la generación de bioenergía. De cualquier manera, el agricultor hace que el área en cuestión se vuelva útil durante un período de tiempo en el cual normalmente permanecería ociosa”, concluyó.

 

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