Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, realizaron experimentos con ratones y sus resultados, publicados en la revista Endocrinology, pueden tener implicaciones futuras en tratamientos destinados al control del peso (imagen: archivo de los investigadores)
Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, realizaron experimentos con ratones y sus resultados, publicados en la revista Endocrinology, pueden tener implicaciones futuras en tratamientos destinados al control del peso
Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, realizaron experimentos con ratones y sus resultados, publicados en la revista Endocrinology, pueden tener implicaciones futuras en tratamientos destinados al control del peso
Científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, realizaron experimentos con ratones y sus resultados, publicados en la revista Endocrinology, pueden tener implicaciones futuras en tratamientos destinados al control del peso (imagen: archivo de los investigadores)
Por Luciana Constantino | Agência FAPESP – Una investigación realizada con ratones demostró de qué manera actúa la hormona del crecimiento (GH, del inglés growth hormone) en el cerebro y cumple así un importante papel en el estímulo del apetito, amén de sus funciones ya conocidas. La hormona GH regula la capacidad de la grelina, una molécula conocida como la hormona del hambre, para inducir el aumento de la ingesta de alimentos.
Este trabajo, realizado en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP), en Brasil, reveló que la grelina actúa en la glándula hipófisis, estimulando la liberación de GH. Estas dos hormonas poseen receptores en el hipotálamo, una zona ubicada en la base del cerebro con diversas funciones, entre ellas la de la regulación del apetito.
“El rótulo de estimulante del hambre de mínima deben compartirlo la grelina y la GH. Sucede que sin el efecto de estimulación de la secreción de GH, la grelina también pierde su capacidad de estimular el apetito”, afirma el investigador del ICB-USP José Donato Junior, uno de los supervisores del estudio.
La investigación contó con el apoyo de la FAPESP mediante dos becas posdoctorales (16/20897-3 y 17/25281-3), y en el marco de un Proyecto Temático (20/01318-8). Los resultados se publicaron en la revista científica Endocrinology.
“Nuestros descubrimientos pueden tener implicaciones futuras en tratamientos de control del peso corporal y regulación de la ingestión alimentaria”, le dice el investigador a Agência FAPESP.
Donato recuerda que otro grupo de científicos ya había demostrado en el año 2019 que cuanto más alta es la tasa de GH, más el cerebro produce el péptido AgRP, un potente estimulador del apetito.
Este estudio se concretó con individuos con acromegalia, una enfermedad crónica provocada por una disfunción de la glándula hipófisis, que empieza a producir GH en exceso y provoca un crecimiento anormal de miembros del cuerpo −las manos y los pies− y del rostro.
El trabajo se basó en parte en los resultados de otra investigación llevada a cabo en el ICB-USP que indicó la actuación de la GH directamente en el cerebro para conservar energía cuando se pierde peso, aparte de su función en el desarrollo óseo y el aumento de estatura (lea más en: agencia.fapesp.br/30161/).
El mecanismo
Para entender cómo trabajan ambas hormonas, los investigadores de la USP generaron ratones machos genéticamente modificados carentes del receptor para la GH específicamente en neuronas.
Aunque esos ratones mostraron un aumento normal de la GH tras la inyección de grelina, no generaron la respuesta de estímulo del apetito esperada.
Asimismo, exhibieron niveles hipotalámicos reducidos de neuropéptidos que estimulan el hambre, como el Y. De este modo, los resultados revelan que la acción de la GH en el cerebro de los ratones es necesaria para que se produzca el efecto estimulante de la grelina en la ingesta de alimentos.
La grelina, la única hormona vinculada a la sensación de hambre, se elabora en el estómago, mientras que otras hormonas generadas en el intestino o en el tejido adiposo suelen causar sensación de saciedad. La grelina fue descubierta en 1999, también está relacionada con el estrés y ayuda a entender el motivo por el cual el hambre se altera cuando el organismo se encuentra expuesto a situaciones extremas.
En tanto, la GH se descubrió hace más tiempo: estudios realizados durante la década de 1950 mostraron por primera vez su estructura. Hasta los días actuales se la apunta como el factor más importante ligado al crecimiento corporal.
La falta de esta hormona puede provocar enanismo, cuando el cuerpo no se desarrolla como debería: la persona llega a una altura máxima situada por debajo de la media de la población de la misma edad y sexo, que puede variar entre 1,40 y 1,45 metros. Su exceso lleva al gigantismo (menos común actualmente, pues cuenta con un tratamiento aplicado desde los primeros años de la infancia) o a la acromegalia.
El futuro
Donato afirma que los próximos pasos de la investigación se orientan a entender mejor como actúa la hormona GH en el cerebro.
“Esto nos acerca a la formulación de propuestas terapéuticas. Estamos testeando un medicamento que se aplica en casos de acromegalia para bloquear la acción de la hormona estimulante del hambre. El problema reside en sus posibles efectos colaterales; por eso debemos entender los mecanismos celulares que emplea el GH para afectar a las neuronas.”
El grupo del ICB-USP también publicó una revisión de estudios en la revista Frontiers in Neuroendocrinology, que compila información sobre el modo en que el hipotálamo (que controla la ingestión alimentaria y el metabolismo) regula el ejercicio físico o es regulado por este. El trabajo apuntó que la combinación de abordajes fisiológicos y moleculares ayuda a entender la fisiología del ejercicio en puntos tales como las estrategias de pérdida de peso, la adhesión al entrenamiento y el rendimiento.
Puede leerse el artículo intitulado Ghrelin-induced Food Intake, but not GH Secretion, Requires the Expression of the GH Receptor in the Brain of Male Mice en el siguiente enlace: academic.oup.com/endo/article-abstract/162/7/bqab097/6273366.
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