La lesión provocada en la zona de inoculación del veneno puede estimular la liberación de una proteína que cumple un papel fundamental en la coagulación sanguínea (foto: divulgación)
La lesión provocada en la zona de inoculación del veneno puede estimular la liberación de una proteína que cumple un papel fundamental en la coagulación sanguínea
La lesión provocada en la zona de inoculación del veneno puede estimular la liberación de una proteína que cumple un papel fundamental en la coagulación sanguínea
La lesión provocada en la zona de inoculación del veneno puede estimular la liberación de una proteína que cumple un papel fundamental en la coagulación sanguínea (foto: divulgación)
Por Fabio Reynol
Agência FAPESP – Se sabe hace mucho tiempo que el envenenamiento provocado por serpientes como la yararaca o yarará (Bothrops jararaca) puede ocasionar daños en los tejidos situados alrededor del lugar de la picadura y estimular un cuadro de hemorragia. Con todo, la comprensión de las causas de dichos efectos ‒su etiología‒ constituye un reto complejo.
Esto es lo que comenta el médico veterinario Marcelo Larami Santoro, investigador del Instituto Butantan de São Paulo, quien condujo el proyecto intitulado “La importancia de la lesión local inducida por metaloproteinasas de venenos ofídicos en la inducción de plaquetopenia en envenenamientos” durante el período 2011-2013, con apoyo de la FAPESP en la modalidad de Ayuda a la Investigación ‒ Regular.
“En la mayoría de los casos, el suero antiofídico resulta eficaz para tratar las picaduras de yararaca; pero, en los casos más graves, puede producirse una hemorragia muy intensa que requiere un tratamiento específico”, dijo el investigador.
Para entender de qué manera el veneno de la yararaca afecta al sistema de coagulación y a las plaquetas (las células que ayudan a controlar la pérdida de sangre), se realizaron experimentos en ratas utilizando dos vías de inoculación: la subcutánea y la intravenosa. De este modo se apuntó a verificar la importancia de la lesión local en la inducción de la plaquetopenia (la disminución de la cantidad de plaquetas en la sangre) y de las alteraciones del sistema de coagulación.
En el estudio también se puso a prueba la importancia de los dos principales tipos de toxinas presentes en el veneno: las metaloproteinasas y las serinaproteinasas. Para ello, se incubó el veneno de la yararaca con inhibidores apropiados, antes de inyectárselo en los animales. El objetivo de la incubación del veneno consiste en promover la inhibición de determinadas enzimas. Tal como es sabido, ambos tipos presentan actividad antihemostática, es decir, impiden la detención de la pérdida sanguínea, una reacción que ocurre cuando el organismo intenta inhibir una hemorragia.
De acuerdo con los resultados, ambos tipos toxinas no se encuentran implicadas directamente en el origen de la plaquetopenia inducida por el veneno de la yararaca, lo que llevó a la conclusión de que otros mecanismos o toxinas del veneno serían los responsables de la merma de plaquetas. No obstante, las metaloproteinasas del veneno parecen ser esenciales en el desarrollo de trastornos de la coagulación. Esta evidencia pone en cuestión una opinión difundida durante años entre médicos y científicos, que apunta que las serinaproteinasas son las toxinas más importantes para el consumo del fibrinógeno, una proteína involucrada en el proceso de coagulación sanguínea cuya disminución en la sangre favorece el cuadro hemorrágico ocasionado por la mordedura de la yararaca.
Otro dato importante que se desprende del estudio indica que la lesión provocada en el lugar de la inoculación del veneno puede estimular la liberación de factor tisular en la circulación sanguínea. Dicho factor tisular, al que se le conoce también con el nombre de tromboplastina, es una sustancia presente en tejidos, monocitos y plaquetas, y cumple un papel fundamental en la coagulación sanguínea.
“El aumento del factor tisular en la circulación potencia la acción del veneno: aumenta los daños en los tejidos al favorecer las coagulopatías, los trastornos en la coagulación”, añadió Larami Santoro, quien a su vez subrayó que el estudio de la acción de los venenos ofídicos en el transcurso del siglo XX ayudó a la ciencia a descubrir los mecanismos de la coagulación sanguínea.
El artículo intitulado “Bothrops jararaca venom metalloproteinases are essential for coagulopathy and increase plasma tissue factor levels during envenomation”, donde se describen todos estos resultados, saldrá publicado en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases.
Colaboración con Argentina
Este proyecto contó con la participación de la investigadora María Elisa Peichotto, de la Universidad Nacional del Nordeste (NDDE) de Argentina. El trabajo fue aprobado en la llamada a la presentación de proyectos correspondiente al acuerdo de cooperación científica suscrito en 2010 entre la FAPESP y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina (Conicet).
La investigadora argentina es la autora principal de un artículo científico elaborado durante el proyecto, intitulado “Inflammatory effects of patagonfibrase, a metalloproteinase from Philodryas patagoniensis (Patagonia Green Racer; Dipsadidae) venom”, y publicado en el periódico Experimental Biology and Medicine.
La asociación con el vecino país también colaboró para la realización de las primera jornadas intituladas Investigación biomédica de animales venenosos de la selva paranaense, que se llevaron a cabo en mayo de 2013 en la ciudad argentina de Puerto Iguazú.
Otro fruto importante del proyecto fue la investigación de maestría que llevó por título “La patogénesis de los trastornos hemostáticos sistémicos inducidos por el veneno de la serpiente Bothrops jararaca”, de la estudiante Karine Miki Yamashita, que contó con el apoyo de una beca de la FAPESP.
Larami Santoro pretende ahora continuar la investigación sobre el factor tisular y los mecanismos implicados. “Al conocerlo mejor, podremos ayudar a combatir su acción en los casos de envenenamiento”, dice.
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