Un área de la Amazonia oriental constituye una "isla de selva preservada", que sufre la presión de la ganadería extensiva, la exploración maderera, la minería y la expansión de la agricultura de la soja (foto: aldea A'Ukre, en el sur del estado de Pará, donde se realizó la investigación/ archivo de la investigadora)

Un estudio sobre manejo sostenible en territorio indígena
23-06-2016

Un área de la Amazonia oriental constituye una "isla de selva preservada", que sufre la presión de la ganadería extensiva, la exploración maderera, la minería y la expansión de la agricultura de la soja

Un estudio sobre manejo sostenible en territorio indígena

Un área de la Amazonia oriental constituye una "isla de selva preservada", que sufre la presión de la ganadería extensiva, la exploración maderera, la minería y la expansión de la agricultura de la soja

23-06-2016

Un área de la Amazonia oriental constituye una "isla de selva preservada", que sufre la presión de la ganadería extensiva, la exploración maderera, la minería y la expansión de la agricultura de la soja (foto: aldea A'Ukre, en el sur del estado de Pará, donde se realizó la investigación/ archivo de la investigadora)

 

Por José Tadeu Arantes  |  Agência FAPESP – La aldea A’Ukre, una de las 19 existentes en el territorio indígena cayapó, localizado en el sur del estado brasileño de Pará, fue elegida como una especie de laboratorio socioambiental para la realización de un estudio sobre el uso colectivo de la tierra y el manejo de los recursos naturales en la Selva Amazónica.

Esta investigación, intitulada “Governance of land-use change: a collaboration to understand the impacts of institutional arrangements on Amazonian forest resource use” y coordinada en Brasil por Patricia Fernanda do Pinho, cuenta con el apoyo de la FAPESP y de la University of Michigan, Estados Unidos.

“Decidimos estudiar el territorio indígena cayapó pues constituye una vasta isla de selva preservada en medio de un mar de paisajes degradados, y sufre una enorme presión de la ganadería extensiva, la exploración maderera, la minería y la creciente expansión de la agricultura de la soja”, dijo Do Pinho.

“Nuestro objetivo consistió en entender de qué modo esta comunidad indígena orgullosa y aguerrida logra proteger sus recursos naturales amenazados, promoviendo la sostenibilidad y el mantenimiento de la biodiversidad, y contribuyendo a la mitigación de las adversidades climáticas”, añadió.

Do Pinho, profesora visitante del Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas de la Universidad de São Paulo (IAG-USP), se graduó en Ciencias Biológicas en la Universidad Federal de São Carlos (São Paulo) y es doctora en Ecología Humana por la University of California-Davis.

Este proyecto de investigación forma parte de la plataforma internacional de la International Forestry Resources and Institutions (IFRI), una red integrada por 14 centros y coordinada por la University of Michigan, dedicada al estudio de la gobernanza de recursos de uso común, tales como selvas y áreas pesqueras.

“La finalidad de la IFRI consiste en capacitar a los usuarios de esos recursos y a los agentes del poder público para definir e implementar políticas basadas en evidencias. La idea consistió en aplicar el protocolo de investigación que la red desarrolló en la aldea A’Ukre y, con base en éste, impulsar un estudio que, hasta ese momento, era inédito en las comunidades indígenas existentes en Brasil, teniendo en cuenta variables ecológicas, económicas y sociales, y comparando los datos locales con la escala global definida con base en los datos recabados en otros países”, explicó Do Pinho.

Antes de que se iniciase la investigación, se consultó a la comunidad indígena y a las organizaciones no gubernamentales que trabajan con los cayapós para saber se tenían interés y aprobaban el estudio.

“Obtuvimos la aceptación de la comunidad indígena y empezamos entonces la implementación del protocolo de la IFRI sobre las estrategias locales de manejo de los recursos. Los resultados quedaron sintetizados en el artículo intitulado “Characterizing sustainable community-based forest management: the case of the Kayapó indigenous people in Brazilian Amazonia”, que saldrá pronto publicado en una revista especializada”, informó la investigadora.

“Uno de los resultados relevantes fue la organización de un curso de capacitación para moradores de la aldea A’Ukre, de modo tal que ellos mismos puedan encargarse de recabar los datos científicos que los ayuden a controlar y manejar los recursos disponibles en su territorio”, dijo.

“Son datos tales como los diámetros de los árboles, las alteraciones observadas en la estructura de las hojas y en la calidad de los frutos, la cantidad de castañas producidas por cada árbol, la abundancia de especies de pájaros que actúan como dispersores de semillas y los precios de venta de la producción a los intermediarios que la revenden en el mercado externo. Todo esto con evaluaciones estacionales, teniendo en cuenta las cuatro estaciones de la región amazónica: crecida, inundación, bajante y sequía. Otros datos importantes que deben monitorearse son variables hidrológicas tales como el volumen del río, que constituye el único medio viable para la salida de la producción y se ha visto afectado en el transcurso de los últimos años por los cambios climáticos en la región”, detalló la investigadora.

Invasiones frecuentes

Desde hace algunos años, los cayapós concentran sus esfuerzos en la explotación de la castaña de monte (Bertholletia excelsa), pero en busca de beneficiarse también con otros productos de la biodiversidad de la región, tales como la semilla del árbol llamado cumarú (Dipteryx odorata), valorado por su aroma, su sabor y sus propiedades medicinales.

La extensión territorial del territorio cayapó –de 1.100.000 hectáreas– constituye una gran ventaja para los indígenas, debido a la abundancia de recursos naturales disponibles. Pero también reviste un gran desafío, debido a las dificultades de control. En efecto: a esa escala, sólo es posible detectar invasiones mediante el monitoreo aéreo o vía satélite. Y las invasiones son frecuentes.

“Sin embargo, y más allá estar rodeados por latifundios dedicados a la explotación económica inmediatista y predatoria y sujetos a varios tipos de violencias, los cayapós han logrado mantener su autonomía ante todos estos desafíos”, enfatizó Do Pinho.

La población está constituida aproximadamente por siete mil personas, distribuidas en aldeas con entre 200 y 500 habitantes, situadas a lo largo de los principales ríos que atraviesan el territorio.

Las aldeas están tan espaciadas entre sí que el desplazamiento de una a otra requiere a veces varios días de viaje. Esto genera una gran descentralización decisoria, y hace que cada aldea goce de una amplia autonomía. Por otra parte, esta situación refuerza los vínculos existentes entre los habitantes de cada aldea.

El difícil y peligroso acceso cuenta puntos a favor en lo que hace a la preservación del área. Como así también la fama de valentía de los cayapós, que en diversas oportunidades se han mostrado implacables con los intrusos que osaron invadir sus tierras.

“También es de gran importancia el hecho de que el retorno económico que generan los manejos tradicionales no constituye su prioridad. Pero sí lo es aquello a lo que podríamos definir como ‘bienestar socioambiental’. Resulta importante destacar estos elementos para que sirvan de lección a otros grupos, no sólo indígenas, que dependen de la gestión de áreas protegidas”, concluyó Do Pinho.

 

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