La intervención precoz puede prevenir problemas en el desarrollo motor y cognitivo de niños prematuros, con síndrome de Down o con alteraciones neurológicas, tales como parálisis cerebral y mielomeningocele (foto: divulgación)
La intervención precoz puede prevenir problemas en el desarrollo motor y cognitivo de niños prematuros, con síndrome de Down o con alteraciones neurológicas, tales como parálisis cerebral y mielomeningocele
La intervención precoz puede prevenir problemas en el desarrollo motor y cognitivo de niños prematuros, con síndrome de Down o con alteraciones neurológicas, tales como parálisis cerebral y mielomeningocele
La intervención precoz puede prevenir problemas en el desarrollo motor y cognitivo de niños prematuros, con síndrome de Down o con alteraciones neurológicas, tales como parálisis cerebral y mielomeningocele (foto: divulgación)
Por Karina Toledo*
Agência FAPESP – Un protocolo de ejercitación sencillo y de corta duración elaborado en la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), en el interior de São Paulo, puede ayudar a desarrollar la habilidad de alcanzar (extender el brazo hasta que la mano toque un objeto) y sujetar o no en bebés típicos y atípicos, de 3 a 5 meses de edad.
De acuerdo con las investigadoras a cargo del trabajo, este tipo de intervención puede prevenir problemas en el desarrollo motor y cognitivo de niños prematuros, con síndrome de Down, parálisis cerebral y mielomeningocele (espina bífida).
“El alcance manual es fundamental para que el bebé adquiera las habilidades manipulativas, tales como agarrar y explorar un juguete o un alimento, y para apoyarse sobre los muebles y permanecer parado. Mediante la exploración de los objetos y del espacio, y la percepción de la textura, del peso y de la maleabilidad o la rigidez de un objeto, el bebé va formando conceptos. El retraso en el desarrollo de la destreza manual puede resultar en problemas en la edad preescolar, tales como dificultades para sujetar el lápiz, para entender o dibujar formas o para calcular la fuerza necesaria como para manipular un objeto”, explicó Eloisa Tudella, investigadora del Centro de Ciencias Biológicas y de la Salud (CCBS) de la UFSCar.
Tudella coordina el proyecto intitulado La influencia de la ejercitación específica en el surgimiento del alcance en lactantes en término y pre-término, que cuenta con apoyo de la FAPESP y de la fundación Maria Cecília Souto Vidigal (FMCSV), en el marco de un acuerdo de cooperación entre ambas instituciones. Resultados parciales de este trabajo se presentaron el pasado día 13 de marzo, durante el 1º Seminario de Investigaciones sobre el Desarrollo Infantil realizado en la FAPESP.
“La técnica empleada en el estudio se desarrolló en la práctica, durante la atención ambulatoria que realizamos en el marco del programa de intervención precoz que brinda el Núcleo de Estudios en Neuropediatría y Motricidad (Nenem) de la UFSCar. Decidimos llevar esta metodología al laboratorio para constatar la efectividad de aquello que se observaba clínicamente”, comentó Tudella.
El trabajo de investigación ha sido hasta el momento realizado por tres estudiantes de doctorado. Andréa Baraldi Cunha evaluó, con el apoyo de una beca de la FAPESP, el efecto de la ejercitación en condición de práctica variada seriada en 30 bebés nacidos en término, es decir, entre la 37ª y la 41ª semana y 6 días.
También con beca de la FAPESP, Daniele de Almeida Soares evaluó el efecto de la ejercitación en condición de práctica variada seriada en bloque en 36 prematuros tardíos, nacidos entre la 34ª y la 36ª semana y 6 días.
Los efectos de la estimulación también se verificaron en 18 prematuros extremos, con 33 semanas de vida o menos, durante el doctorado de Elaine Leonezi Guimarães.
Las investigadoras les explicaron a las madres en qué consistía el alcance manual y les solicitaron que prestasen atención y les avisasen cuando los bebés empezaran a ejercer este tipo de movimientos. “Contactábamos por teléfono a los papás de los bebés cuando contaban con alrededor de 2 meses. Aparte del contacto telefónico con los padres, les hacíamos visitas semanales, entre una y dos veces por semana, para chequear el comienzo de la actividad. Cuando se confirmaba que el bebé empezaba a extender las manos para alcanzar algo, lo traíamos al laboratorio”, comentó Tudella.
Los bebés nascidos en término manifestaron los primeros movimientos con 14 semanas de vida en promedio. En tanto, el promedio de los prematuros fue de 16 semanas. “Si bien los prematuros no demostraban retraso en las habilidades motoras gruesas, tales como controlar la cabeza y el tronco, se notaba un retraso en las habilidades motoras finas. Puede suceder que esos bebés intenten agarrar objetos, no lo logren, se frustren y abandone la tentativa. Con el tiempo, ese déficit en el desarrollo se acumula y, con mayor edad, pueden presentar una dificultad mayor que la que se detectó a los 4 meses. Queremos prevenir que esto suceda”, dijo Tudella.
De acuerdo con Guimarães, cuando se calcula la edad de los prematuros de acuerdo con la fecha prevista de nacimiento, se observa que estos bebés comienzan con la acción de alcanzar algo en el período adecuado, pero la calidad del movimiento es inferior. “Los movimientos no son tan fluentes, y la posición de las manos no es la más adecuada. No sabemos si se recuperarán solos debido al estímulo ambiental; pero, ¿para qué vamos a esperar a ver qué pasa, si podemos prevenir y estimular un habilidad motora mayor?”, se cuestionó.
La ejercitación
En los estudios, se dividía a los bebés en dos o tres grupos. Se sometía a uno o dos grupos a la intervención y el otro grupo recibía únicamente una “ejercitación social”, es decir: los bebés interactuaban con las investigadoras sin recibir la estimulación de las extremidades superiores.
Esta ejercitación puede estar a cargo de un terapeuta o de la madre. El bebé deberá estar posicionado reclinado a 45°, en una sillita o en brazos, para favorecer el alcance manual y la visualización de los objetos. Resulta importante que el objeto sea liviano y maleable, para facilitar su sujeción. Debe ponérselo dentro del campo visual del bebé, y esperarse entonces que éste lo detecte e intente efectuar la acción de llegar a él.
El protocolo de ejercitación que presentaron las investigadoras comprende tres actividades. La primera consiste en llevar el objeto al campo visual y conducir la mano del bebé hasta el mismo.
La segunda actividad consiste en posicionar la mano del bebé en el campo visual con el fin de que éste toque el objeto. En caso de que el bebé no lo toque, deberán efectuarse estímulos táctiles con el propio objeto sobre la mano del bebé, con el fin de estimular la acción de tocar y sujetar el objeto.
En la tercera actividad, las extremidades superiores del bebé deben posicionarse a lo largo del cuerpo. Acto seguido, se efectúan estímulos táctiles con el juguete en el brazo, en el antebrazo y en la mano del bebé. Debe acercársele el juguete en su línea media, de modo tal que el niño pueda alcanzarlo. Se espera que el bebé extienda el brazo en dirección al objeto y lo toque.
“Es necesario colocar el objeto a una distancia tal que el bebé pueda alcanzarlo, y en la línea media de su cuerpo. La ejercitación debe ser corta, pues los niños en esa franja de edad se cansan fácilmente con las actividades. Pero puede repetírsela varias veces al día. El tiempo de ejercitación en nuestros estudios fue de cuatro y de cinco minutos de duración, y con distintas cantidades de repeticiones. Todavía estamos estudiando cuál es la intensidad ideal para obtener el mejor resultado; pero parece que el entrenamiento con mayor cantidad de repeticiones muestra un efecto mayor”, comentó Tudella.
Se evaluó a los bebés antes y después del ejercicio. Con el grupo nacido en término se llevaron a cabo tres sesiones de entrenamiento de cuatro minutos cada una durante dos días. Los prematuros tardíos pasaron por una sesión de cuatro minutos, y los prematuros extremos, por una sesión de cinco minutos.
Las sesiones de ejercicios se gravaron y, posteriormente, las investigadoras evaluaron variables cualitativas (el alcance con una o con ambas manos, y si la mano se encontraba en la posición horizontal, oblicua o vertical; si estaba abierta o cerrada y si el contacto con el objeto se efectuaba con el dorso o con la palma de la mano).
También se evaluaban las variables cinemáticas (la duración del movimiento, la velocidad del movimiento, el índice de rectitud, el índice de desaceleración y la cantidad de correcciones en el movimiento que el bebé hacía).
“La posición de la mano debe variar de acuerdo con el objeto y según la manera en que éste se le acerca. El bebé debe aprender a moldear sobre el objeto de manera funcional. También debe desacelerar el movimiento cuando la mano está cerca del objeto, para no derribarlo. Comparamos estas variables antes y después del ejercicios”, explicó Tudella.
En general, comentó la investigadora, el entrenamiento incrementó la frecuencia del alcance manual y la cantidad de contactos con las dos manos. También aumentó la cantidad de ocasiones en que el bebé llevaba la mano al objeto en la posición vertical, considerada una forma más madura y efectiva de contacto, pues facilita la sujeción del objeto. “Asimismo, los bebés ganaron en rapidez, con movimientos mejor orientados y precisos, con menor necesidad de correcciones”, comentó Tudella. Así y todo, deberán realizarse otros estudios futuros a los efectos de verificar la fijación de tales aprendizajes.
Según Cunha, uno de los objetivos de la investigación consistía en demostrar que, con tan sólo una sesión de ejercicios, era posible obtener resultados. “Es un período de gran plasticidad del sistema nervioso central de los bebés, en el cual el aprendizaje sucede de manera muy rápida. Es un método sencillo y que puede ponerse en práctica en casa, sin gastos”, comentó.
De acuerdo con Tudella, la idea es advertir y capacitar a los profesionales de la salud y a los educadores para que puedan detectar precozmente retrasos en el desarrollo del alcance manual, para orientar a los familiares a hacer los ejercicios. “Estamos difundiendo estos datos por medio de artículos, congresos, conferencias, cursos y capítulos de libros”, comentó.
Ya se han dado a conocer resultados por medio de tres artículos publicados en la revista Motor Control, y uno en Research in debelopmental Disabilities. En este momento, el grupo investiga el efecto de los ejercicios en bebés de hogares maternales.
“Pretendemos también realizar nuevos estudios con bebés con síndrome de Down, parálisis cerebral y mielomeningocele”, comentó Tudella.
Puede leerse el artículo Effect of training at different body positions on proximal and distal reaching adjustments at the onset of goal-directed reaching: a controlled clinical trial en: journals.humankinetics.com/mc-back-issues/mc-volume-17-issue-2-april/effect-of-training-at-different-body-positions-on-proximal-and-distal-reaching-adjustments-at-the-onset-of-goal-directed-reaching-a-controlled-clinical-trial.
Puede leerse el artículo The effect of a short bout of practice on reaching behavior in late preterm infants at the onset of reaching: A randomized controlled trial (doi: 10.1016/j.ridd.2013.09.028) en: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0891422213004228.
Puede leerse el artículo Reaching Behavior in Preterm Infants During the First Year of Life: A Systematic Review en: journals.humankinetics.com/mc-back-issues/mc-volume-17-issue-4-october/reaching-behavior-in-preterm-infants-during-the-first-year-of-life-a-systematic-review.
* Con Fernando Cunha
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