Foto: difusión/Apexzymes
Su desarrollo se lleva adelante con el apoyo de la FAPESP en una startup con sede en Campinas, en el estado de São Paulo, y apunta a viabilizar la producción de opciones nacionales de catalizadores de reacciones químicas
Su desarrollo se lleva adelante con el apoyo de la FAPESP en una startup con sede en Campinas, en el estado de São Paulo, y apunta a viabilizar la producción de opciones nacionales de catalizadores de reacciones químicas
Foto: difusión/Apexzymes
Por Roseli Andrion | Agência FAPESP – Las enzimas aceleran las reacciones químicas, y esto es así tanto en el organismo humano como en los más diversos sectores de la industria. Actualmente, las empresas que requieren de estos insumos en Brasil deben importarlo. Para modificar este panorama, la startup Apexzymes, con sede en la ciudad de Campinas (en el estado de São Paulo), está desarrollando una tecnología que hará posible la producción nacional de enzimas.
Éstas son proteínas que actúan como catalizadores y aumentan la velocidad de las reacciones químicas. Su aplicación es bastante amplia: de detergentes a alimentos, pasando por biocombustibles y otros. Como su fabricación resulta difícil y no existen alternativas nacionales, son muy caras. “Su aplicación termina siendo acotada, lo que perjudica a la industria nacional”, explica el biotecnólogo Lucas Salera Parreiras, cofundador de Apexzymes.
Sin las enzimas, es común que en la industria se utilicen rutas químicas para acelerar procesos específicos en la cadena de producción. Pero esta opción gasta mucha energía, con altas temperaturas y presiones, aparte de que consume grandes cantidades de productos químicos, lo que lleva a que se deseche una gran cantidad de residuos, con un impacto ambiental significativo.
La adopción del empleo de enzimas apunta entonces a evitar el uso de catalizadores químicos. “Las enzimas cumplen el mismo papel que los catalizadores convencionales, pero utilizan temperaturas más benignas y, por tratarse de proteínas, no perjudican al medio ambiente, pues son biodegradables”, explica el bioquímico Lucas Fonseca, cofundador de la Apexzymes.
En este momento, la tecnología de la startup se encuentra aún en desarrollo, con el apoyo del Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE) de la FAPESP, pero la empresa ya piensa en las próximas etapas. “Nuestra tecnología puede utilizarse para diversos tipos de enzimas”, explica Salera Parreiras. “De entrada, la estrategia es actuar en los sectores de biocombustibles y de la industria alimenticia. En tanto, a largo plazo, la idea es expandirnos a otros segmentos.”
La elección de estas áreas tiene motivaciones importantes. “En el sector de biocombustibles, por ejemplo, Brasil es uno de los líderes mundiales. Debido a la necesidad de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, existe una tendencia global que apunta al reemplazo de los combustibles fósiles por los biorrenovables”, señala Salera Parreiras. “En tanto, en el segmento alimenticio, hay una gran demanda, pero las enzimas son caras y no siempre se encuentran disponibles.”
Además, Salera Parreiras y Fonseca trabajaron en una empresa que fabrica biocombustibles y, por eso mismo, conocen de cerca las necesidades del sector. “En ocasiones la demanda existía, pero había solamente uno o dos proveedores”, recuerda Salera Parreiras. “Muchas organizaciones quedan rehenes de las empresas extranjeras que les venden las enzimas. Nos percatamos entonces de que era una buena oportunidad.”
La inversión extranjera
Salera Parreiras puntualiza que el apoyo de la FAPESP fue esencial para fundar Apexzymes. “Cuando teníamos una idea solamente, ese apoyo fue lo que nos permitió de hecho que la empresa se ponga en marcha”, destaca. Recientemente, la compañía argentina de capital de riesgo GRIDX concretó una inversión en Apexzymes para financiar procesos de investigación y desarrollo.
Esta asociación se concretó al cabo de un encuentro con un representante de la referida empresa en la Universidad de Campinas (Unicamp), en donde está incubada la startup. “La inversión de GRIDX nos permitirá validar nuestra tecnología al escalar el proceso y mediante la elaboración de un estudio de caso. De este modo, contaremos con la información suficiente como para salir en busca de inversiones destinadas a la construcción de una fábrica”, detalla Salera Parreiras.
Cuando culmine el estudio —lo que está previsto que suceda en el transcurso de 2025—, será necesario construir una fábrica para producir las enzimas. “El apoyo de la FAPESP fue fundamental para el desarrollo inicial de esta tecnología, lo que atrajo el interés e hizo posible la inversión de GRIDX. Al final del desarrollo, podremos realizar los cálculos tendientes a demostrar que la construcción de una fábrica es realmente factible económicamente. Esperamos poder salir al mercado en 2026.”
Con la tecnología lista, la startup deberá solicitar la aprobación de las agencias reguladoras correspondientes. “Como son microorganismos genéticamente modificados, es necesaria la aprobación de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad [CTNBio]. Asimismo, para la industria alimenticia, por ejemplo, necesitaremos la aprobación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria [Anvisa] de Brasil. Lo propio sucederá con otros segmentos.”
Beneficios para la industria nacional
Las enzimas se utilizan en el proceso de producción y no componen necesariamente los productos finales. De todos modos, el empleo de tecnologías nacionales le aporta beneficios al mercado brasileño, como en el caso de la rebaja de costos. “Los fabricantes ganarán, ya sea en rendimiento o al producir a un costo más bajo”, explica Salera Parreiras. “Existe incluso una posibilidad de que los productos lleguen a los consumidores finales a precios menores.”
Apexzymes cuenta con algunas estimaciones para el sector de biocombustibles, por ejemplo. “Esperamos poder comercializar nuestro producto a un valor estimado en un 30 % de lo que las empresas gastan actualmente con la opción importada”, apunta Fonseca. “Aún hay puntos que deben corregirse y ajustarse, pero vemos un buen potencial.”
Según Fonseca, para algunos sectores no existen enzimas ni siquiera importadas, pero la tecnología de Apexzymes puede hacer posible la producción de estos insumos. “En ocasiones, el producto no existe porque no es factible económicamente. Cuando nuestra tecnología esté lista, podremos evaluar si permite la fabricación de esas opciones.”
Otra ventaja de contar con insumos nacionales reside en el hecho de estar más cerca de los clientes brasileños. “Es posible personalizar la enzima de acuerdo con las necesidades y las características locales”, dice Salera Parreiras. Eso sin contar la logística, que se ve facilitada y puede corregírsela más fácilmente en caso de ser necesario. “A veces las empresas necesitan mantener un stock de enzimas, pues no pueden correr el riesgo de quedarse sin ellas”, destaca Fonseca. “De haber problemas en el transporte, ya que normalmente las enzimas llegan en barcos, se puede perder parte de la producción.”
Mientras trabajan en el desarrollo de la tecnología, los investigadores llevan adelante negociaciones preliminares con empresas de distintos segmentos desde hace un año y medio para obtener pruebas de concepto. “Identificamos clientes con interés en el producto, tanto al respecto de las enzimas como del posible impacto en los márgenes de utilidades”, comenta Fonseca. “Esos contactos ayudan a entender de qué manera aplican las empresas las enzimas, a los efectos de poder ajustarlas. Estamos intentando hallar una solución en común para atender a diversas empresas.”
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