El investigador Marcelo Saldanha Aoki (a la derecha) coloca el monitor de frecuencia cardíaca en un atleta (foto: Rodrigo Vitasovic Gomes/EEFE)
Un grupo de la Universidad de São Paulo analizó 400 sesiones de preparación para competiciones
Un grupo de la Universidad de São Paulo analizó 400 sesiones de preparación para competiciones
El investigador Marcelo Saldanha Aoki (a la derecha) coloca el monitor de frecuencia cardíaca en un atleta (foto: Rodrigo Vitasovic Gomes/EEFE)
Por Noêmia Lopes
Agência FAPESP – Un grupo de investigadores de la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades de la Universidad de São Paulo (EACH/USP) validó un método considerado seguro y rápido para evaluar los estímulos desencadenados en el organismo de tenistas al cabo de sesiones de entrenamiento para competencias oficiales.
El desarrollo de esta técnica, denominada Percepción Subjetiva del Esfuerzo (PSE) de la sesión, le cupo al estadounidense Carl Foster, de la University of Wisconsin-La Crosse, en la década de 1990. La misma consiste en la formulación de una pregunta (¿Cómo fue tu sesión de entrenamiento?), 30 minutos después de entrenar, en referencia a la intensidad del esfuerzo físico, en una escala de 0 a 10.
Este método, que ya se utiliza actualmente en deportes tales como el fútbol, la natación, el rugby y el canotaje o piragüismo, ha sido validado ahora también para el tenis por el Grupo de Adaptaciones Biológicas al Ejercicio Físico de la EACH.
A tal fin, en el marco del estudio intitulado Cuantificación de la carga de entrenamiento en el deporte, que contó con el apoyo de la FAPESP, se cruzaron datos de frecuencia cardíaca e informaciones recabadas con base en la PSE de la sesión.
“Arribamos a la conclusión de que la respuesta del corazón y el esfuerzo que el tenista siente, registrado en la PSE de la sesión, muestran una excelente concordancia, lo que dota de validez al método. Aparte de ser confiable, es de fácil aplicación, de bajo costo y no requiere intervenciones de laboratorio”, declaró Marcelo Saldanha Aoki, coordinador de la investigación y docente de la carrera de Educación Física y Salud de la USP, a Agência FAPESP.
La monitorización segura de los estímulos que desencadenan las sesiones de entrenamiento resulta fundamental, de acuerdo con Saldanha, para que los técnicos y los preparadores físicos cuantifiquen la carga de ejercicios con miras a maximizar el rendimiento del atleta –cosa que depende de la variación y de la progresión de los estímulos, como así también de períodos de recuperación apropiados–, sin dejar de lado los cuidados necesarios para evitar las lesiones y la fatiga crónica ocasionadas por el exceso de entrenamiento (overtraining).
El cruzamiento de la PSE con los datos de frecuencia cardíaca –medidos con la ayuda de monitores o cinturones torácicos– incluye el seguimiento de 400 sesiones de entrenamiento realizadas en clubes y gimnasios de tenis de las ciudades de São Paulo y Guarulhos.
Asimismo, los atletas fueron monitorizados durante la preparación de cinco semanas antes de un torneo. “Luego de validar el método de la PSE para períodos de entrenamiento, lo aplicamos durante la preparación para una competición oficial, evaluando los parámetros hormonales e inmunológicos y el desempeño físico de los atletas”, dijo Saldanha.
A tal fin, durante esta etapa se recabaron datos referentes a otros marcadores (cortisol, testosterona, IgA), aparte de la PSE y la frecuencia cardíaca, arribando así a una nueva coincidencia entre los datos. “En un escenario de percepción de esfuerzo aumentado, por ejemplo, verificamos una elevación del nivel de la hormona relacionada con situaciones de estrés, el cortisol. Es decir, el comportamiento de la PSE reflejó la respuesta de algunos parámetros fisiológicos estudiados”, explicó Saldanha.
Los resultados de la primera etapa han sido enviados para su evaluación previa a la publicación, en tanto que los de la segunda dieron origen al artículo intitulado “Monitoring training loads, stress, immune-endocrine responses and performance in tennis players”, publicado en Biology of Sport.
El daño muscular inducido en un partido de tenis
Otra etapa del estudio llevado a cabo en la EACH/USP tuvo por objeto evaluar qué sucede durante un partido oficial de tenis en términos de daño muscular. Para ello, los investigadores organizaron un partido simulado y realizaron distintas mediciones inmediatamente después del mismo, y 24 y 48 horas después.
Se realizaron pruebas bioquímicas (con medición de la concentración en plasma de enzimas del músculo esquelético, una señal de que hubo daño muscular), test de funcionalidad (de haber pasado por un proceso de lesión, los músculos exhiben una pérdida de fuerza) y test subjetivos (sensación de molestia muscular).
Los resultados, que también se publicaron en el periódico Biology of Sport, y formaron parte del artículo intitulado “Muscle damage after a tennis match in young players”, apuntaron daños musculares moderados.
“Nuestro estudio tropieza contra la limitación de no haber investigado partidos seguidos, es decir, cinco o seis cotejos en una semana, tal como sucede a menudo en las competiciones oficiales. En esos casos, estimamos que el efecto de los partidos se acumula y que el daño muscular puede aumentar. Asimismo, los atletas a los que se les hizo el seguimiento están sumamente entrenados y acostumbrados a afrontar grandes exigencias físicas. Creemos que tenistas novatos pueden presentar un mayor daño muscular como respuesta a un solo cotejo”, dijo Saldanha.
“Es posible que en el futuro ampliemos las investigaciones a los efectos de evaluar escenarios con partidos consecutivos, para descubrir la magnitud de las lesiones, cuánto influyen sobre el desempeño del tenista y qué estrategias de recuperación pueden minimizar los problemas detectados”, afirmó el investigador.
El grupo también pretende profundizar los estudios referentes a la distribución de la carga de entrenamiento, con el fin de ensayar y comparar distintos modelos. Un primer paso en tal sentido consistió en la organización de los datos recabados mediante la aplicación de los cuestionarios de la PSE durante la pretemporada de cinco semanas en tres zonas: respuestas de 1 a 4 (intensidad baja), de 4 a 7 (intensidad moderada) y de 7 a 10 (intensidad alta).
“Verificamos cuántas sesiones permanecieron los atletas en cada zona en el transcurso del período estipulado. Constatamos que, en general, la mayor parte de las sesiones de entrenamiento –el 90%– se realiza en intensidad baja y moderada, a diferencia de lo que sucede en las competencias oficiales”, dijo Saldanha.
Además de la publicación de los artículos, los estudios redituaron en la presentación de ponencias en los congresos del European College of Sport Science de 2012 y 2013.
“Actualmente, nuestro grupo también investiga métodos destinados a monitorizar y cuantificar la carga de entrenamiento en otras modalidades, tales como básquet, yudo y tiro con arco”, comentó Saldanha. Colaboran también en estos estudios los profesores Alexandre Moreira, de la Escuela de Educación Física y Deportes (EEFE) de la USP, Aaron James Coutts, de la University of Technology Sydney, y Kazunori Nosaka, de la Edith Cowan University, ambas con sede en Australia.
Los resultados de estas investigaciones forman parte de la tesis doctoral de Rodrigo Vitasovic Gomes, quien en la actualidad cursa estudios de posgrado en la EEFE/USP, bajo la dirección de Saldanha.
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