Un grupo específico de variantes situado en la región del genoma donde se encuentran los genes codificadores de los antígenos leucocitarios humanos está asociado con una mayor protección contra el carcinoma de orofaringe inducido por VPH (foto), de acuerdo con datos publicados en Nature Genetics (imagen: Wikimedia Commons)
En el marco de un estudio multicéntrico que contó con la participación de 40 grupos de investigación de distintos países, se evaluaron más de siete millones de variaciones genéticas en muestras de 13 mil personas
En el marco de un estudio multicéntrico que contó con la participación de 40 grupos de investigación de distintos países, se evaluaron más de siete millones de variaciones genéticas en muestras de 13 mil personas
Un grupo específico de variantes situado en la región del genoma donde se encuentran los genes codificadores de los antígenos leucocitarios humanos está asociado con una mayor protección contra el carcinoma de orofaringe inducido por VPH (foto), de acuerdo con datos publicados en Nature Genetics (imagen: Wikimedia Commons)
Por Karina Toledo | Agência FAPESP – Un conjunto de variantes genéticas relacionadas con la susceptibilidad al desarrollo de cáncer en la cavidad oral (la boca) y en la orofaringe (la garganta) aparece descrito en un estudio internacional que contó con el apoyo de la FAPESP y que salió publicado en la revista Nature Genetics.
El hallazgo más notable, de acuerdo con los autores, fue la asociación entre el carcinoma de orofaringe y determinados polimorfismos (versiones alternativas de una misma secuencia de ADN) encontrados en la región del genoma donde se ubican los genes codificadores de los antígenos leucocitarios humanos (HLA, por sus siglas en inglés), proteínas presentes en la superficie de las células de defensa cuya misión consiste en reconocer potenciales amenazas y dar comienzo a la respuesta inmunitaria.
De acuerdo con Eloiza Helena Tajara, docente de la Facultad de Medicina de São José do Rio Preto (Famerp), en São Paulo, Brasil, y coautora del artículo, un grupo específico de variantes en esa región –situada en el cromosoma 6– quedó asociado con una mayor protección contra el carcinoma de orofaringe inducido por el virus del papiloma humano (VPH).
“En estudios anteriores se había demostrado que esas mismas variantes dotan de protección contra el cáncer cervical [de cuello de útero], cuya asociación con el VPH se conoce bien. Por ende, los resultados apuntan que los genes que controlan el sistema inmunológico desempeñan un papel fundamental en la predisposición a tumores relacionados con el VPH. Este descubrimiento abre perspectivas tendientes a dilucidar los mecanismos relacionados con el desarrollo de esos tumores y para la elaboración de métodos de monitoreo de grupos de riesgo”, afirmó la investigadora.
Este estudio estuvo coordinado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) y congregó a 40 grupos de investigación de Europa, Estados Unidos y América del Sur. De Brasil participaron los integrantes del Gencapo (Genoma del Cáncer de Cabeza y Cuello, acrónimo en portugués), un consorcio que congrega a científicos de distintas instituciones.
Las investigaciones del Gencapo se realizaron en el marco del Proyecto Temático de reciente conclusión intitulado “Factores ambientales, clínicos, histopatológicos y moleculares asociados al desarrollo y al pronóstico de carcinomas epidermoides de cabeza y cuello”, coordinado por Tajara.
En este trabajo reciente se evaluaron más de siete millones de variantes genéticas en muestras de 6.034 portadores de cáncer de cabeza y cuello: fueron 2.990 de tumores situados en la cavidad oral, sumados a 2.641 de tumores de orofaringe, otros 305 de tumores de hipofaringe (la parte de la faringe cercana al esófago) y 168 de otras regiones o en más de una zona concomitantemente. Estos datos se compararon con muestras de 6.585 personas no portadoras de cáncer.
En total se encontraron ocho loci (posiciones del genoma) asociados a la susceptibilidad a esos tipos de tumores, y siete de ellos nunca habían sido relacionados con el cáncer de boca o de garganta en estudios anteriores.
Según Tajara, la propuesta del IARC consistió en concentrar los esfuerzos en el análisis de tumores de cavidad oral y orofaringe porque no había estudios de asociación genómica amplia para esos dos tipos de tumores. En general, los casos suelen estar asociados con el consumo excesivo de tabaco y alcohol. Con todo, durante los últimos años ha venido incrementándose la cantidad de tumores inducidos por el VPH, particularmente el tipo 16. “Y la garganta es el área más afectada entre las subregiones de cabeza y cuello, probablemente debido a que las mismas poseen un tipo de tejido más receptivo al virus”, explicó Tajara.
En el artículo, los investigadores destacan que la infección por VPH está relacionada actualmente con el 60% de los casos de cáncer de orofaringe diagnosticados en Estados Unidos. En Europa, dicho índice asciende al 30%, y en América del Sur es aún menor.
“Un hallazgo de alguna manera esperado entre los casos procedentes de América del Sur fue la ausencia de asociación de variantes en la región HLA con carcinoma de orofaringe, lo que puede estar relacionado con el hecho de que los tumores positivos para VPH tengan una frecuencia inferior al 10% en nuestro continente. Este mismo factor parece ser el responsable de la débil asociación de las variantes detectadas con carcinomas orales VPH positivos, que en general también son mucho menos frecuentes que los VPH negativos”, dijo.
Para Tajara, el fuerte aumento de los casos relacionados con el VPH en Estados Unidos puede estar asociado con un cambio de hábitos sexuales, fundamentalmente con la práctica del sexo oral. “Es posible que Brasil aún atraviese una etapa de transición y los hábitos que favorecen la infección aún se estén propagando. De ser cierta esta afirmación, sus efectos aparecerán dentro de algunos años”, ponderó.
En estudios anteriores se había demostrado que tumores de cabeza y cuello relacionados con el VPH afectan a personas más jóvenes y se desarrollan rápidamente, mientras que los casos asociados con el consumo de cigarrillos y alcohol y a la mala higiene bucal son más frecuentes después de los 50 años, y aunque su progresión es más lenta, se los considera de tratamiento difícil.
Un esfuerzo conjunto
Aparte del ADN contenido en las muestras de tejidos de los participantes en el estudio, también se recabó información sobre factores ambientales y clínicos probablemente asociados con el desarrollo de este tipo de cáncer, tales como tabaquismo, consumo de alcohol y edad.
Según Tajara, merced a la unión de esfuerzos de los 40 grupos de investigación, fue posible obtener datos referentes a una cantidad significativa de pacientes, lo cual aumenta el impacto y la confiabilidad de los resultados. El equipo del Gencapo contribuyó con alrededor de 1.000 muestras de tumores para su análisis.
“Con base en estos resultados, podemos intentar entender de qué manera esos polimorfismos que se han observado interfieren en la respuesta a la infección por el VPH desde el punto de vista molecular. Esto puede suministrarnos pistas acerca de cómo proteger a la gente y cómo disminuir la incidencia de este tipo de tumores”, sostuvo Tajara.
Puede leerse el artículo intitulado Genome-wide asociation analyses identify new susceptibility loci for oral cavity and pharyngeal cancer (doi: 10.1038/ng.3685) en el siguiente enlace: nature.com/ng/journal/vaop/ncurrent/full/ng.3685.html.
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